La excelencia científica. Hombres y mujeres en las Reales Academias
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¿Qué ha acontecido con la otra tradición, la de los ideólogos?<br />
Su aportación <strong>en</strong> cuanto creadores de conocimi<strong>en</strong>to social no<br />
ci<strong>en</strong>tífico, se cifra <strong>en</strong> la elaboración de fórmu<strong>las</strong> de cons<strong>en</strong>so/dis<strong>en</strong>so<br />
al servicio de proyectos políticos particulares.<br />
Han sido ellos qui<strong>en</strong>es se ligaban estrecham<strong>en</strong>te a los conflictos<br />
políticos y sociales, y lo hacían desde una posición<br />
siempre comprometida con opciones e intereses repres<strong>en</strong>tativos<br />
tan sólo de una de <strong>las</strong> partes <strong>en</strong> conflicto. No sólo por<br />
tanto eran partidistas, sino que además carecían de la autonomía<br />
institucional de que pudieron gozar los ci<strong>en</strong>tíficosacadémicos.<br />
Su posición, destino y recomp<strong>en</strong>sas dep<strong>en</strong>dían<br />
directam<strong>en</strong>te de los grupos y organizaciones pres<strong>en</strong>tes <strong>en</strong><br />
cada conflicto social. De ahí que el intelectual prototípico era<br />
el ideólogo del partido político.<br />
Si bi<strong>en</strong> dispusieron de una <strong>en</strong>orme capacidad de moralización<br />
y movilización sociales, su posición fue siempre subordinada<br />
y su status frágil. Cierto que llegaban a públicos amplios<br />
y que sus m<strong>en</strong>sajes proporcionaban los ideales de sus<br />
sociedades. Pero sólo podían hacerlo a condición de plegarse<br />
a <strong>las</strong> directrices y estructuras organizativas de los partidos<br />
d<strong>en</strong>tro de los cuales adquirían su condición de intelectuales.<br />
Fuera de su protección, quedaban despojados de todos sus<br />
poderes.<br />
<strong>La</strong> contribución de los ideólogos al conocimi<strong>en</strong>to es de naturaleza<br />
bi<strong>en</strong> difer<strong>en</strong>te a la de los ci<strong>en</strong>tíficos. Los metarrelatos<br />
que elaboraban no pret<strong>en</strong>dían explicar el funcionami<strong>en</strong>to del<br />
mundo, sino darle s<strong>en</strong>tido y a partir de él movilizar a determinados<br />
grupos sociales. Ahora bi<strong>en</strong>, <strong>en</strong> la medida <strong>en</strong> la que<br />
ellos proporcionaron ideales y móviles para la acción, desempeñaron<br />
un sustantivo papel <strong>en</strong> la estructuración de sus<br />
respectivas sociedades.<br />
Con la crisis de los partidos de masas la base de sust<strong>en</strong>tación<br />
de los ideólogos se desmoronó. Como tales ideólogos el grupo<br />
no ha perdurado, y <strong>en</strong> la medida <strong>en</strong> que los metarrelatos a<br />
ellos debidos han perdido vig<strong>en</strong>cia, su huella cognoscitiva se<br />
ha borrado. Mas lo que de ellos nos debe importar ahora es<br />
<strong>en</strong> qué se transformaron y <strong>las</strong> consecu<strong>en</strong>cias de esta transformación<br />
para el problema de la visibilidad y <strong>las</strong> recomp<strong>en</strong>sas<br />
de los intelectuales. A ello dedicaré parte del epígrafe sigui<strong>en</strong>te.