Justicia, Justicia, - el caso saiegh
Justicia, Justicia, - el caso saiegh
Justicia, Justicia, - el caso saiegh
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
de la picana y otros métodos de extorsión y tortura para “con-vencer” por la<br />
fuerza y desapoderar bienes.<br />
Sus principios fueron y son los de la sinrazón de la fuerza, y no los de la<br />
fuerza de la razón. Y sobre esto los hebreos, lamentablemente, tenemos una<br />
triste experiencia, en la que se intentó que prevaleciera la razón de la fuerza, la<br />
persecución y <strong>el</strong> exterminio.<br />
Por alguna extraña lógica en la historia de los pueblos y las r<strong>el</strong>igiones,<br />
parecería que, como “pueblo <strong>el</strong>egido”, fuimos signados como “chivos<br />
expiatorios”, para que durante más de 5.000 años de historia resultásemos<br />
víctimas propiciatorias sobre las que se pudo y se puede -todavía- descargar<br />
odio, rencor, salvajismo, persecuciones, expulsiones y exilios.<br />
Apropiarse de nuestros bienes fue sólo un eslabón de ese genocidio<br />
único en la historia por su dimensión de tragedia de la humanidad, monstruo<br />
sanguinario que a la manera de un pulpo, atenazó con sus muchos tentáculos<br />
a la mayoría de las naciones europeas y arrasó con sus ciudadanos judíos.<br />
El mapa de la geografía nazi-fascista de Europa era tan extenso que aún<br />
con ideologías políticas en apariencia diferentes y enemigas, llegó hasta los<br />
confines de la ex Unión Soviética. Por eso no sorprende <strong>el</strong> hecho de que <strong>el</strong><br />
nazismo y <strong>el</strong> antisemitismo fascista hayan llegado “oficialmente” a la Argentina<br />
en <strong>el</strong> inicio de la década d<strong>el</strong> 40, y luego con los nazis que buscaron refugio<br />
aquí, tal como reconocidos historiadores lo han puntualizado en sus crónicas.<br />
Con estos antecedentes, no sorprende que haya calado tan hondo en <strong>el</strong><br />
cuerpo social argentino.<br />
Recordemos, de todos modos, que la sociedad argentina ya traía <strong>el</strong><br />
sentimiento antisemita incorporado desde la colonización. No olvidemos al<br />
respecto que Colón partió de España hacia América a las 11 de la noche,<br />
cuando en general los navegantes zarpaban a la mar de madrugada, pero esa<br />
noche a las 12 vencía <strong>el</strong> plazo d<strong>el</strong> decreto real que expulsaba a los judíos de<br />
España. Colón alcanzó a llevar con él a algunos que necesitaba para su<br />
tripulación, y también por otras razones -aún controvertidas- vinculadas al<br />
verdadero origen étnico d<strong>el</strong> marino.<br />
Por eso, desde <strong>el</strong> Virreinato pasando por la Semana Trágica, <strong>el</strong><br />
antisemitismo sería un sentimiento que iría fusionándose y enquistándose para<br />
avanzar, desde las más altas capas sociales hasta las más bajas, impregnadas<br />
d<strong>el</strong> odio contra quienes consideran que crucificaron a Cristo, cuando en<br />
realidad fueron los romanos, invasores d<strong>el</strong> Medio Oriente por entonces,<br />
quienes lo hicieron por razones de seguridad d<strong>el</strong> Imperio, quedando este<br />
prejuicio r<strong>el</strong>igioso enquistado en las diversas clases sociales y económicas.<br />
Muchas veces surgió la pregunta acerca de si esto que me pasó, sólo<br />
me tocó vivirlo por ser judío o fue una operación en exclusivo beneficio propio<br />
de mis inquisidores, que pusieron al servicio de su propósito -con mucha fuerza<br />
-4-