Justicia, Justicia, - el caso saiegh

liquidamos la deuda contraída con el Central, así que retomamos rápidamente
las conversaciones con los franceses.
Al mismo tiempo, casi de modo ingenuo, como el comprador era el
gobierno francés (dado que el Crédit Lyonnais pertenecía al Estado), por una
cuestión de reciprocidad de país a país, me sentí en la obligación de informar al
BCRA que estaba avanzando con esta negociación: fue el error más grande
que pude haber cometido, porque primero tendría que haber cerrado las
tratativas y después reportar el acuerdo.
No es que tenga tanta memoria, pero por suerte o por alguna razón que
así me decidió a hacerlo, he guardado mis agendas de los últimos treinta años,
de modo que estoy en condiciones de reconstruir con precisión qué día me
encontré con cada persona, a lo largo de todo este batallar. Por eso puedo
precisar que el 24 de julio de 1980 me entrevisté con Alejandro Reynal en el
BCRA, quien estaba acompañado por quien era -en ese momento- su brazo
derecho y más tarde su socio: Rafael Seragopian. En ese encuentro les
informé acerca del interés del Crédit Lyonnais en la compra del Banco
Latinoamericano porque, dado el carácter estatal del Crédit Lyonnais, la
operación requería la conformidad del gobierno argentino.
Reynal tomó nota, se sorprendió mucho y, al día siguiente -25 de julio-,
citó a De Royère a quien le cuestionó el interés por el BLA. De Royère reafirmó
ese interés explicando que el BLA era un banco sin problemas. De todos
modos, Reynal trató de desviar su interés hacia el Banco Español o el Banco
Tornquist.
En agosto, de manera muy clara y sugestiva, el BCRA ordenó la
interrupción del call money al BLA, con la clara intención de comenzar a
ahogarlo. Esta acción fue el primer síntoma del torbellino que se
avecinaba, dado que el call money es el préstamo interbancario. Todos
los bancos oficiales nos cortaron los créditos de call Money, de la noche
a la mañana.
No obstante esto, el 20 de agosto, por indicación de París, De Royère
me invitó a reunirme con él para continuar las tratativas. Nos encontramos el 25
de agosto en París con los directores y, ante el interés concreto, sostenido, en
la compra del BLA, se acordaron visitas y reuniones de trabajo en Buenos Aires
con De Royère y su jefe en París.
Tal vez lo más anecdótico por consignar de ese viaje fue la manera en
que se inició esa negociación con el CL, en una oficinita de 4 por 4, para
terminar en el gran salón del directorio del banco francés, luego de varias
reuniones. En semejante escenario consideré el tema bien cerrado y retorné a
Buenos Aires con esa certeza, que no estaba mal fundada.
Efectivamente, el 23 de septiembre llegaron a Buenos Aires dos
funcionarios del CL, Petit y Ponsollee, y junto con De Royère iniciaron las
tareas operativas de auditoria y de formalización del acuerdo de venta con las
autoridades del BLA.
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