13.05.2013 Views

Justicia, Justicia, - el caso saiegh

Justicia, Justicia, - el caso saiegh

Justicia, Justicia, - el caso saiegh

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Sonó <strong>el</strong> interno y me secretaria me informó que en la recepción d<strong>el</strong> 13<br />

había un inspector de la Policía Federal que preguntaba por mí y que quería<br />

subir. Se lo comenté a Lublinsky y me dijo:<br />

- Saiegh, lo acompaño.<br />

- Doctor, no se involucre en esto hasta que no sepamos qué pasa, yo<br />

bajo a ver-, le pedí.<br />

Bajé por la escalera d<strong>el</strong> 14 al 13 y ahí me encontré con <strong>el</strong> personaje. El<br />

rubio Ferrara -después sabría que se llamaba así-, obviamente rubio medio<br />

teñido, bajito pero muy fortachón, pantalón y camisa blanca abierta hasta la<br />

mitad d<strong>el</strong> pecho, cadenitas de oro en la muñeca y en <strong>el</strong> pecho, Rólex de oro.<br />

Me exhibió su credencial, pidiéndome de malos modos que lo acompañe.<br />

Le dije que quería buscar mi saco en <strong>el</strong> 14, y me advirtió:<br />

- Ojo, no se vaya a rajar por la puerta de arriba, que está controlada.<br />

Ahí me di cuenta de que ya tenían mucha información, pero no entendía<br />

claramente qué pasaba. Mi secretaria alcanzó a decirme que la habían llamado<br />

desde <strong>el</strong> banco para decirle que estaba tomado por la Federal. Yo pensé que<br />

exageraban, pero no era para nada así.<br />

“El Rubio” llamó <strong>el</strong> ascensor y me llevó desde <strong>el</strong> piso 13 d<strong>el</strong> Proa, donde<br />

estaba mi oficina, al tercer piso, donde funcionaban las oficinas d<strong>el</strong> Directorio<br />

d<strong>el</strong> Banco.<br />

En <strong>el</strong> ascensor, me dijo fríamente y como una sentencia:<br />

-Se te acabó <strong>el</strong> imperio, pibe. Te cortaron la carrera.<br />

Esos 10 pisos que bajamos, después me llevarían a rememorar aqu<strong>el</strong>la<br />

gran p<strong>el</strong>ícula “Ascensor para <strong>el</strong> cadalso”, con Yves Montand, una especie de<br />

viaje interminable hacia un no sé qué, con una especie de p<strong>el</strong>igro mortal en ese<br />

breve pero premonitorio trayecto.<br />

Era difícil, impactado como quedé, medir <strong>el</strong> alcance de lo que sólo<br />

“parecía” ser una bravuconada más, propia d<strong>el</strong> estilo que la Policía y los<br />

parapoliciales habían adoptado en esos años. Pero no era una bravuconada,<br />

eran los parapoliciales, una parte d<strong>el</strong> aparato de represión actuando a cara<br />

descubierta, sin orden judicial, y Ferrara se rió de mi cuando le pregunté por<br />

esto. “Nosotros no necesitamos orden judicial para actuar”, me dijo.<br />

Empecé a recordar rápidamente que esa mañana, a alrededor de las 12,<br />

me habían advertido t<strong>el</strong>efónicamente sobre lo que iba a ocurrir, pero no lo creí<br />

porque quien me había llamado era Zito Soria, un abogado de muy mala fama<br />

y que defendía a Guerrero, <strong>el</strong> empleado infi<strong>el</strong> d<strong>el</strong> Banco que nos había<br />

estafado.<br />

-36-

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!