Justicia, Justicia, - el caso saiegh

Simultáneamente, sin que nosotros lo supiésemos -los hechos se
encargarían después de ponernos al tanto, como lo indican los elementos
documentales que figuran en el Anexo- el 12 de septiembre los accionistas de
Austral Líneas Aéreas, encabezados por William Reynal -primo de Alejandro
Reynal, vicepresidente del BCRA- le elevaron al ministro de Economía un
ofrecimiento para que el Estado se hiciera cargo de la empresa aérea, de sus
acciones y de sus deudas (Cf. carta de los dueños de Austral a Martínez de
Hoz ofreciendo el 12.09.80 la venta al Estado de la compañía. Haga click aquí
para acceder al documento).
En un tiempo inusitadamente acelerado, en tan sólo 48 horas, hubo un
primer decreto, del 10/9/80, y luego otro, el 1922, del 16/9/80, -cuyo texto
consignamos-, por el cual el PEN aceptó el traspaso de Austral al Estado y, de
este modo, de ser su principal acreedor se convirtió en el principal deudor de
las obligaciones que -por más de U$S 250 millones- había dejado en esa
empresa la administración de William Reynal.
Ese mismo día, el 16 de septiembre, los principales accionistas de
Austral reconocieron expresamente, en una nota dirigida al ministro
Martínez de Hoz -adjuntada a ese decreto- que el BLA era el único
acreedor privado de la compañía aérea. En esa carta detallaron los
montos adeudados al BLA, más de U$S 7 millones, y sus accionistas se
comprometieron, en el caso en que Austral no cancelase esos créditos, a
hacerse cargo del reembolso de esas sumas al BLA.
Resulta sugerente detenerse en el tramo final de esa nota, donde junto
al detalle de los accionistas de Austral se consigna el último crédito concedido
a largo plazo, con vencimiento el 4/9/83. En efecto, no figura allí el dato que
corresponde a la garantía. Ese crédito fue garantizado, en ese momento, con
las acciones de Makin S.A., empresa controlante de Austral, a diferencia de los
restantes préstamos incluidos en ese mismo documento, cuyas garantías
quedaron todas consignadas como “facturas de Austral”.
De modo que a Martínez de Hoz le enviaron directamente la carta así:
sin el dato de la garantía de caución de acciones para ese crédito a largo plazo,
y el ministro la aceptó sin ese dato. Sabía que las acciones estaban en el BLA
y que había que liquidarlo para poder estatizar a Austral, hecho que llevarían a
cabo más adelante, pero con fecha fija de liquidación en consonancia con los
plazos del decreto.
Así que un núcleo muy cerrado de gente ya estaba al corriente de esto
en agosto/septiembre de 1980. Tanto es así que por entonces contraté a un
gerente proveniente del Banco Tornquist, Néstor Gurfinkel- quien ya estaba al
tanto de la liquidación.
En ese momento, el director general del Banco Tornquist, Leonardo
Anidjar, como hombre de confianza de Capozzolo -dueño de la entidad-, le dijo
a Gurfinkel: “¿Para qué te vas al BLA si a fin de año lo van a liquidar?”
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