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Arqueología y Evangelio, por J. G. Echegaray.PDF - El Mundo Bíblico

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31. Relieve romano,<br />

que representa a esclavos<br />

junto a una mesa de bebidas<br />

(Tréveris). Uno de<br />

ellos toma de la mesa,<br />

con la mano derecha, una<br />

jarra, mientras lleva un<br />

vaso en la izquierda. <strong>El</strong><br />

otro está llenando ya el<br />

vaso.<br />

2. Las comidas del evangelio 207<br />

la pascua de Yahvé, que en Egipto pasó de largo <strong>por</strong> las casas<br />

de los israelitas hiriendo a los egipcios y salvando vuestras casas»<br />

(Ex 2, 26-27). Después se recitaba la primera parte del<br />

Hallel pascual (Salmo 113) en hebreo, como alabanza a Dios,<br />

y sólo entonces es cuando se bebía la segunda copa. Seguía a<br />

continuación el segundo plato, consistente en el cordero asado,<br />

precedido de la bendición sobre el pan ácimo (sin levadura).<br />

Tras la comida del cordero, acompañado otra vez de ensalada,<br />

se recitaba la acción de gracias y se bebía la tercera copa. <strong>El</strong><br />

rito de conclusión consistía en servir la cuarta copa de vino, en<br />

recitar en hebreo la segunda parte del Hallel pascual y finalmente<br />

la oración de alabanza sobre la cuarta copa. Este Hallel<br />

estaba compuesto <strong>por</strong> nuestros Salmos 114-118. Se cantaba<br />

<strong>por</strong> uno de los comensales, mientras que los demás repetían a<br />

cada verso: ¡aleluya! Habida cuenta de estas premisas, tratemos<br />

de comparar los datos evangélicos con nuestros conocimientos<br />

sobre la realidad y costumbres del momento.<br />

Tenemos, en primer lugar, el relato del lavatorio de los<br />

pies, que sólo aparece en Juan (13, 3-11). Ya hemos dicho que<br />

entre los judíos era costumbre bien acreditada que el dueño de<br />

la casa ofreciera los servicios de un esclavo o criado para lavar<br />

los pies del huésped al entrar éste en la casa. En cambio, no<br />

parece que el lavatorio de pies fuera una costumbre integrante<br />

del mismo banquete, ni que se hiciera necesariamente en la sala<br />

de la cena. La narración de Juan da a entender, <strong>por</strong> el contrario,<br />

que en aquella ocasión tuvo lugar de forma inesperada,<br />

después de estar todos echados y dispuestos para la comida. <strong>El</strong><br />

texto dice: «Se levantó de la mesa, se quitó el manto, tomó una<br />

toalla y se la ciñó a la cintura. Después echó agua en una pa-

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