Arqueología y Evangelio, por J. G. Echegaray.PDF - El Mundo Bíblico
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226 Proceso criminal y ejecución<br />
cruz, y así se aceleraba su muerte, librándole de la terrible espera<br />
de horas e incluso días colgado del patíbulo. Parece que<br />
estos azotes se daban con látigos de correas finas, y que el<br />
número de golpes no sería excesivo, sino el preciso para que el<br />
reo, desangrándose, pudiera resistir la marcha cargado hacia el<br />
lugar de la ejecución y morir después allí al cabo de un tiempo<br />
discreto. Pero había otro castigo independiente, que en ocasiones<br />
podía sustituir a la pena de muerte, y era el suplicio de la<br />
flagelación. Este se hacía, además de con el flagellum ya indicado,<br />
con el flagrum, donde las tiras de cuero terminaban en<br />
huesecillos y bolitas de plomo, que materialmente araban las<br />
espaldas del reo, el cual en ciertos casos podía incluso morir<br />
durante el suplicio. Para recibir la flagelación, el condenado<br />
era atado a un poste alto, o bien a una columna baja que le<br />
hacía arquear la espalda; pero los azotes no sólo se daban en<br />
esta última, sino en todas las partes del cuerpo. Era probablemente<br />
un suplicio tan cruel como la propia cruz, o quizá peor.<br />
Josefo dice de aquel otro Jesús que fue azotado <strong>por</strong> orden del<br />
procurador Albino que acabó todo desollado y se le veían hasta<br />
los huesos.<br />
Aunque <strong>por</strong> la sola relación de Mateo y Marcos habría que<br />
pensar en el primer tipo de flagelación, parece más de acuerdo<br />
con el evangelio de Juan que Jesús sufriera el segundo suplicio,<br />
pues en la intención del prefecto estaba el mostrarle así al pueblo<br />
para excitar su compasión y después soltarle.<br />
3. Crucifixión en el Prácticamente hay unanimidad entre los estudiosos, histo-<br />
GÓlgOta riadores y arqueólogos, en lo que se refiere a la localización<br />
del Gólgota o Calvario, que se halla dentro de lo que hoy es la<br />
basílica del Santo Sepulcro. <strong>El</strong> llamado Calvario de Gordon, al<br />
norte de la Puerta de Damasco, que con intención mística fue<br />
allí localizado <strong>por</strong> el famoso militar británico, y actualmente es<br />
visitado <strong>por</strong> grupos evangélicos, resulta un lugar evocador y<br />
hasta piadoso, pero ciertamente no responde a la realidad histórica<br />
de los hechos.<br />
<strong>El</strong> Gólgota de los evangelios, según se ha podido saber <strong>por</strong><br />
las excavaciones y estudios arqueológicos realizados en la basílica<br />
y sus alrededores (Harvey, 1933-1934; Corbo, 1961-1963;<br />
Broshi, 1975; F. Diez, 1977-1981), era una roca de unos 5 m<br />
de altura, que <strong>por</strong> la forma de su perfil recordaba vagamente la<br />
silueta de una cabeza, y de ahí su verdadero nombre en arameo:<br />
Golgoltha, que en griego y en latín se ha traducido <strong>por</strong><br />
«calavera» (Mt 27, 33; Me 15, 22; Le 23, 33; Jn 19, 17).<br />
Era una zona extramuros, donde existían los restos de antiguas<br />
canteras, y muy próxima a la muralla. Precisamente <strong>por</strong><br />
efecto de estas canteras había quedado un mogote calcáreo se-