You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Librodot La novia muerta R. L. Stine<br />
Me sonrió con nerviosismo y parpadeó dos o tres veces tras sus gafas.<br />
-Hola -dijo con timidez-. Ayer estuviste en la sala de ordenadores después de clase,<br />
¿verdad? -Tenía una voz sorprendentemente grave. No paraba de parpadear con agitación y de<br />
pasar los libros de una mano a la otra mientras hablaba.<br />
-Sí -contesté.<br />
-Yo también estaba allí. ¿Me viste?<br />
Negué con la cabeza y sonreí.<br />
-Estaba tan concentrada en mi trabajo que no vi a nadie -confesé.<br />
La decepción se reflejó en su rostro alargado.<br />
-Me llamo Ryan -dijo con timidez.<br />
-Hola -contesté-. ¿Ryan es tu nombre de pila o tu apellido?<br />
-Tengo un nombre que podría pasar por apellido -replicó mientras se dibujaba una ligera<br />
sonrisa en su rostro-. Pero Ryan es mi nombre de pila, Ryan Baker.<br />
-Yo me llamo Annie Kiernan -le dije.<br />
-Ya lo sé -me repuso, e inmediatamente se sonrojó-. Bueno, oí que alguien te llamaba<br />
por el nombre. ¿Eres nueva, verdad?<br />
-Sí -contesté, echando una ojeada al reloj que había fuera del despacho del director. De<br />
un momento a otro sonaría la campana.<br />
Se aclaró la garganta inquieto y volvió su mirada hacia la fotografía de Louisa.<br />
-Era muy buena amiga mía -confesó sin emoción alguna-. Me refiero a que éramos<br />
íntimos amigos.<br />
-¿Ah, sí? -No sabía qué decir.<br />
-No salimos juntos ni nada -continuó Ryan sin apartar la mirada de la vitrina-. Sólo<br />
éramos muy buenos amigos. En realidad... -Vaciló unos instantes y optó por no continuar-.<br />
¡Qué desgracia! -masculló de un modo extraño.<br />
Había algo en Ryan que me hacía sentir incómoda. Supongo que se trataba de su<br />
nerviosismo.<br />
-¿Has oído toda la historia? -me preguntó, mirando a Louisa.<br />
-Sí, casi toda -contesté.<br />
-¡Bueno, pues no se suicidó! -gritó con repentina vehemencia.<br />
Eso es lo que me había parecido oír cuando me habló por primera vez: «No se suicidó.»<br />
-¿Cómo lo sabes? -inquirí, dando otro paso hacia atrás. -Lo sé -saltó él, y se volvió a<br />
poner colorado. Sonó la campana y los dos dimos un respingo.<br />
Vacilé por un momento. Él no se movió.<br />
-Creo que deberíamos ir a clase -dije, impaciente por deshacerme de él.<br />
Asintió pero sin moverse.<br />
-¿Qué haces el sábado, Annie? ¿Te gustaría ir al cine? Su invitación me tomó por<br />
sorpresa y me quedé boquiabierta, mirándole embobada como si no le hubiese entendido.<br />
Debió pensar que era una estúpida.<br />
¿Por qué Ryan me hacía sentirme tan incómoda?<br />
-Supongo que estarás ocupada -masculló compungido-. Bueno, quizás en otra ocasión.<br />
Me acordé de que el sábado tenía una cita con Jonathan, y que la tarde la tendría<br />
ocupada.<br />
-Sí, en otra ocasión -contesté, sintiéndome ridícula-. Encantada de conocerte, Ryan.<br />
Murmuró algo, evitando mirarme a los ojos, y se fue precipitadamente. Le observé<br />
desaparecer al doblar la esquina.<br />
-¡Qué chico más raro! -dije en voz alta. Luego, echando una última mirada a Louisa corrí<br />
hacia clase.<br />
La tarde resultó un desastre. Me equivoqué de página al hacer los deberes de<br />
matemáticas, y el señor Woolrich se burló de mí delante de toda la clase. El señor Woolrich<br />
es un tipo demasiado susceptible.<br />
Librodot<br />
23<br />
23