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Librodot La novia muerta R. L. Stine<br />
Cuando me encaminaba a paso rápido a la sala de ordenadores vi a un grupo de chicos y<br />
chicas en el pasillo, sacando las mochilas de las taquillas y dirigiéndose a la salida.<br />
Ruby caminaba hacia mí, con el pelo despeinado y expresión de estar concentrada en<br />
algo.<br />
-¡Eh, Ruby! -la llamé al cruzarme con ella.<br />
Pareció que no me había oído y siguió caminando. «¿Qué le debe ocurrir?», me<br />
pregunté.<br />
Por un instante me pasó por la cabeza que me había ignorado a propósito, pero llegué a<br />
la conclusión de que Ruby no haría una cosa así.<br />
-¡Eh, Annie, espérame! -dijo una voz familiar. Era Dawn. Estaba detrás de un grupo de<br />
chicos que reían y bloqueaban el pasillo.<br />
-Hola Dawn. ¿Qué tal? -le pregunté cuando finalmente consiguió llegar hasta mí. Se<br />
había hecho un nuevo peinado, una especie de moño. Llevaba una blusa blanca y una<br />
minifalda muy corta azul marino con unas medias azul pálido.<br />
-Las animadoras van a vender galletas y pasteles en el gimnasio -dijo casi sin aliento,<br />
mirando el montón de libros que yo llevaba en los brazos-. Ruby y yo hemos quedado allí.<br />
¿Quieres venir con nosotras?<br />
-Me gustaría mucho -dije suspirando- pero no puedo, Dawn. Tengo que pasar los apuntes<br />
al ordenador. Me voy a quedar aquí cada tarde hasta que lo acabe.<br />
Dawn hizo un gesto, intentando convencerme.<br />
-¡No, de verdad! -insistí-. Voy muy retrasada, sobre todo desde que se borró todo lo que<br />
había en el disquete.<br />
Dawn saludó a alguien que estaba al fondo del pasillo. Luego se volvió hacia mí.<br />
-¿Por qué no intentas liquidar el trabajo rápido y luego vienes con nosotras al gimnasio?<br />
-No. Ni en broma.<br />
-Bueno. Ya te llamaré -dijo despidiéndose y marchándose a toda prisa.<br />
Me dirigí lentamente a la sala de ordenadores, cargada con el montón de libros.<br />
La señora Elwood, la profesora auxiliar de informática, estaba en su escritorio al fondo<br />
de la sala leyendo un grueso catálogo de software. Levantó la mirada cuando entré, sonrió, y<br />
volvió a concentrarse en su libro.<br />
Había otros dos chicos, a los que no conocía, tecleando a toda máquina, con las caras<br />
iluminadas por el resplandor verde de las pantallas de los ordenadores.<br />
Dejé los libros junto al ordenador que solía utilizar. No era uno de esos Macs nuevos.<br />
Era un Apple viejo, pero me encantaba el teclado. No parecía que le gustara a nadie, así es<br />
que siempre estaba libre, listo para que yo lo pudiera utilizar.<br />
Cuando encontré mi disquete en el archivador, me senté, y lo puse en la disquetera.<br />
Me gustaba mucho hacer trabajos. Me producía satisfacción buscar pequeños fragmentos<br />
de información y luego ordenarlos de algún modo lógico. Era como hacer un rompecabezas y<br />
me lo pasaba bien uniendo las piezas.<br />
Encendí el ordenador y acerqué los dedos al teclado, dispuesta a escribir las<br />
instrucciones para entrar en el programa.<br />
Sentí el dolor de la primera sacudida cuando toqué el teclado con los dedos. Me pasó una<br />
luz por las manos, intensa como la de un rayo y acompañada de un ruidoso chasquido. Oí una<br />
especie de zumbido y sentí otra sacudida. La electricidad me pasó por las manos y luego por<br />
todo el cuerpo.<br />
Intenté apartar las manos, respirando con dificultad, pero tenía toda la musculatura del<br />
cuerpo contraída.<br />
-Ahahahah... -Intenté pedir ayuda, pero todo mi cuerpo temblaba de arriba abajo por la<br />
corriente-. Ahahahah...<br />
No conseguía recuperar el control. Los chasquidos eran cada vez más fuertes, y la luz<br />
blanco azulada me recorría todo el cuerpo. Todo me fue pareciendo más luminoso. ¡El dolor<br />
era muy intenso! Y de repente, ya no vi nada.<br />
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