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Librodot La novia muerta R. L. Stine<br />
Pasé una mano por encima de una de las ruedas destrozadas. Un trozo de neumático me<br />
cayó en la mano.<br />
-Quién... -No pude acabar la frase. Se me había hecho un nudo en la garganta.<br />
Me quedé agachada, mirando con incredulidad las ruedas de la bici de Kenny, totalmente<br />
destrozadas. Jonathan estaba a mis espaldas, proyectando su sombra sobre mí.<br />
-No lo entiendo -dijo con voz tranquila-. Aquí no hay nadie.<br />
Levanté la vista hacia él. Tenía los ojos entrecerrados, como si buscara a alguien en el<br />
bosque. Seguí el recorrido de su mirada. Casi todos los árboles estaban sin hojas, así es que<br />
hubiera resultado fácil detectar a alguien que intentara huir. Allí no había nadie. De repente<br />
sentí un estremecimiento de frío por todo el cuerpo.<br />
-Kenny me va a matar -susurré, poniéndome de pie.<br />
-¿Quién es Kenny? -preguntó Jonathan, que todavía seguía escudriñando el bosque.<br />
-Mi hermano pequeño. Esta bicicleta es suya.<br />
Jonathan frunció el ceño.<br />
-Te acompañaré a tu casa caminando -dijo sombríamente, sin mirarme a los ojos.<br />
-No hace falta -dije-. Puedo...<br />
-No. -Agarró el manillar de la bici de Kenny y me ordenó con voz enérgica-: Lleva mi<br />
bicicleta. Yo llevaré la tuya a pie. -De pronto pareció que estuviera furioso.<br />
Tomé su bicicleta y empezamos a caminar por el sendero.<br />
-Vaya estupidez -dije-. No entiendo por qué alguien me ha podido hacer una cosa así.<br />
Jonathan no contestó.<br />
-Quiero decir -continué con voz temblorosa- que no comprendo cómo alguien ha podido<br />
subir hasta aquí para destrozar la bicicleta de una desconocida...<br />
Jonathan siguió sin decir palabra.<br />
Guardé silencio, intimidada por su expresión furiosa. ¿Por qué estaba tan enfadado?<br />
¡Después de todo no era su bicicleta!<br />
Había cambiado tan de golpe su estado de humor que me asusté. Seguimos el camino de<br />
bajada que se adentraba en el bosque. Todo empezaba a sumirse en las sombras y hacía frío.<br />
Era como si se hubiera terminado la primavera y volviese el invierno.<br />
El camino de regreso se me hizo eterno. Me sentía muy incómoda. Quería hablar, decir<br />
algo, cualquier cosa, pero Jonathan miraba al suelo, con las mandíbulas apretadas. Observé<br />
que le palpitaban con furia las venas de las sienes, así que opté por seguir callada.<br />
No lograba entenderlo. Él se había ofrecido a acompañarme a casa, yo no le obligaba.<br />
¿Estaba enfadado conmigo? Me sentía totalmente confusa. Aquello no tenía sentido.<br />
Finalmente llegamos a Main Street. El sol apareció de nuevo pero pronto iba a anochecer<br />
y hacía frío.<br />
-Vivo en Edgevale -dije en voz baja.<br />
- Muy bien -respondió con expresión ausente. Entonces oímos a nuestras espaldas la<br />
voz de una joven que llamaba a alguien.<br />
Los dos nos detuvimos y nos dimos la vuelta.<br />
Una chica se aproximó en una fulgurante bicicleta roja.<br />
-¡Jonathan! -llamó, sonriéndole abiertamente.<br />
Era pelirroja. Los cabellos rizados le caían como una cascada por los hombros y tenía la<br />
cara llena de pecas. Sus ojos, de un azul grisáceo, estaban demasiado juntos y tenía la nariz<br />
achatada. No se puede decir que fuera guapa, aunque resultaba mona.<br />
Llevaba unas mallas negras y una enorme camiseta azul y blanca del instituto de<br />
Shocklin, con una S en la parte delantera.<br />
- ¡Ruby! -exclamó Jonathan. Aunque ella le sonreía afectuosamente, él no mostró<br />
demasiado entusiasmo al verla.<br />
- Hola -dijo ella sin aliento, apoyando los pies en el suelo. Me echó una ojeada, y<br />
enseguida volvió a sonreír a Jonathan.<br />
-¿Qué ha pasado?<br />
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