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LA NOVIA MUERTA R. L. STINE

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Librodot La novia muerta R. L. Stine<br />

Se quedó callado durante un rato.<br />

-Bueno, supongo que todo el mundo habla de lo que ocurrió -dijo finalmente con cierta<br />

amargura.<br />

-Dawn me explicó... lo de Louisa -le dije en voz baja.<br />

En ese momento me vino el sueño a la mente: las silenciosas cascadas, las sombras<br />

grises avanzando, la chica vestida de negro al borde del precipicio y a punto de caer... ¿se<br />

trataba de Louisa o de mí?<br />

-¿Te apetece que nos veamos mañana? -preguntó Jonathan, cambiando de tema<br />

bruscamente-. Podríamos ir a ver alguna película.<br />

-Ojalá pudiera ir -contesté.<br />

-No me iré corriendo, te lo prometo -añadió rápidamente.<br />

-Tengo que hacer un trabajo -le dije-. A este paso no lo acabaré nunca.<br />

-Ah, bueno -dijo muy decepcionado.<br />

-Lo siento -añadí, y luego bostecé ruidosamente.<br />

-Será mejor que cuelgue -susurró.<br />

-Me alegro de que me hayas llamado -le dije sinceramente.<br />

Nos dimos las buenas noches y colgó.<br />

Me recosté en la almohada y me tapé con la manta.<br />

Cuando cerré los ojos volvieron a aparecer imágenes del horroroso sueño, como si<br />

hubieran estado esperándome.<br />

«No -pensé abriendo aterrorizada los ojos e intentando alejar esas imágenes-. No, no<br />

quiero pensar en Louisa ahora. No quiero pensar en todo esto.»<br />

-Jonathan no empujó a Louisa -me susurré a mí misma, mirando fijamente al techo<br />

oscuro-. Jonathan no la empujó. ¡Sé que no lo hizo!<br />

Al día siguiente por la tarde, cuando me acababa de poner a trabajar y tenía todos los<br />

papeles y libros encima de la mesa del comedor, llamaron al timbre. Como estaba sola en casa<br />

corrí a abrir la puerta.<br />

-¡Dawn! -exclamé sorprendida.<br />

Me sonrió. Llevaba un jersey azul y unos pantalones de tenis blancos, y tenía el pelo<br />

recogido en una coleta.<br />

-Tengo que trabajar, en serio -le dije, con la mano apoyada en la puerta abierta-. No<br />

tengo tiempo de...<br />

-Ya lo sé -me replicó, pasando de largo y entrando en el recibidor-. Te he traído un<br />

montón de libros. -Bajó el hombro para que pudiera ver la mochila repleta que llevaba en la<br />

espalda-. Es para que tengas material para tu trabajo.<br />

-Gracias -dije sinceramente para agradecerle el detalle-. La biblioteca cierra los<br />

domingos, así que...<br />

-Creo que puedes sacar buena información de todos estos libros -afirmó, suspirando<br />

aliviada al quitarse la mochila de la espalda-. Me quedaré sólo un minuto -dijo sentándose en<br />

una silla-. ¿Has hablado con Jonathan?<br />

Le expliqué lo de las disculpas a las tantas de la noche.<br />

- Qué raro... -dijo, jugando con sus cabellos, y luego añadió-: Pobre chico. -Puso cara de<br />

enfado-. Yo ya me he hartado de su amiguito Caleb.<br />

-¿A qué te refieres? -le pregunté, echando un vistazo a los títulos de los libros que había<br />

traído.<br />

-Es un caso perdido -se quejó Dawn, frunciendo el ceño-. Es un payaso. Nunca se toma<br />

nada en serio. Ayer por la noche fuimos al cine, y se pasó toda la película haciendo<br />

comentarios tontos. A la gente que teníamos cerca no le pareció nada divertido. Pensé que al<br />

final le iban a romper la cara.<br />

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