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Librodot La novia muerta R. L. Stine<br />
17<br />
Vislumbré un pequeño rayo de luz en la oscuridad que se fue haciendo cada vez más<br />
intenso, como una cinta azul de luz que luego se convirtió en una explosión de color. Abrí los<br />
ojos e intenté fijar la mirada en la cara de la señora Elwood, que parecía muy preocupada.<br />
Todo se veía tan claro como si hubieran encendido todas las luces de golpe y todo el<br />
mundo hubiera quedado intensamente iluminado.<br />
-Está abriendo los ojos -dijo la señora Elwood a alguien. Poco a poco me di cuenta de<br />
que ya no estaba sentada frente al ordenador sino tumbada de espaldas en el suelo,<br />
contemplando el ceño fruncido de la señora Elwood y las luces del techo. Todo parecía vibrar<br />
y oía como un zumbido constante.<br />
-¿Señora Elwood? -dije casi susurrando.<br />
-Ha hablado -le dijo ella a alguien que estaba junto a la puerta.<br />
Se oía movimiento, voces y murmullos.<br />
La señora Elwood me observaba a pocos centímetros de la cara.<br />
-Annie, ¿me oyes? -preguntó con ansiedad.<br />
-Sí -contesté con una voz que no se parecía a la mía.<br />
-¿Puedes verme? -preguntó, acercándose tanto que podía oler el caramelo de menta que<br />
tenía en la boca.<br />
-Sí -le dije.<br />
Traté de incorporarme, pero me mareé y volví a desplomarme.<br />
¿Por qué tenía la sensación de que todo vibraba? Me pareció oír un chasquido eléctrico,<br />
pero era sólo mi imaginación. Miré hacia un lado y observé que había varios chicos y unos<br />
cuantos profesores a mi alrededor.<br />
-¿Qué ha pasado? -pregunté.<br />
-Has recibido una descarga eléctrica -contestó la señora Elwood.<br />
-¿Cómo? -La miré boquiabierta.<br />
Me sentía con más fuerzas y conseguí sentarme en el suelo. La intensidad de las luces<br />
parecía volver a la normalidad y dejé de oír chasquidos.<br />
-Has recibido una descarga muy fuerte del ordenador -dijo señalando al viejo aparato,<br />
que alguien había desenchufado.<br />
-Es muy extraño que haya sucedido una cosa así -comentó la señora Elwood.<br />
«Eso es evidente, desde luego», pensé con sarcasmo.<br />
-Has recibido la descarga a través del teclado -explicó la señora Elwood.<br />
Me puse de pie. Me sentía muy rara, no como si estuviera débil o mareada sino como si<br />
me hubiese vuelto loca. Me entraron ganas de correr cinco kilómetros o de pegar un puñetazo<br />
en la pared. Supongo que era por toda la electricidad que me había pasado por el cuerpo.<br />
-¿Has tocado el enchufe? -preguntó la señora Elwood, mordiéndose el labio.<br />
-No -contesté-. Sólo el teclado.<br />
-No lo puedo entender, Annie -dijo sin apartar su mirada de mí.<br />
«Yo sí puedo, pensé. Yo sí lo entiendo.» Sentí que la rabia me sacudía como si se tratara<br />
de una corriente eléctrica. ¡Ruby!<br />
Ruby le había hecho algo al ordenador. En ese momento comprendí por qué Ruby se<br />
había cruzado conmigo a toda prisa en el pasillo, con aquella cara tan rara y sin decirme nada.<br />
Había manipulado el cable del teclado. Ella iba los sábados a aquella clase de ingeniería<br />
eléctrica, y seguro que allí había aprendido a hacerlo. ¡Había intentado electrocutarme! Quería<br />
matarme para mantenerme alejada de Jonathan. Estaba llevando a la práctica sus amenazas.<br />
Me quería matar, me quería matar...<br />
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