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LA NOVIA MUERTA R. L. STINE

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Librodot La novia muerta R. L. Stine<br />

Él lo pasó por alto.<br />

-Y no te olvides de lo del viernes por la noche -dijo, subiendo a la bicicleta.<br />

-No me olvidaré. Tengo muchas ganas de ir.<br />

¡Eso no se podía negar!<br />

Le observé mientras se alejaba, pedaleando con rapidez y facilidad gracias a sus largas<br />

piernas.<br />

Me di la vuelta y empecé a arrastrar la bici de Kenny hacia la puerta de casa, pero me<br />

detuve en seco. ¿Quién había en aquel recodo? Alguien estaba esperando bajo la sombra de<br />

un alto seto, subido a una bicicleta. Alguien estaba esperando a Jonathan.<br />

Volví hacia la calle para ver si desde allí podía ver mejor de quién se trataba.<br />

¡Ruby!<br />

Le estaba esperando en el recodo. Cuando él se aproximó, Ruby salió de su escondrijo<br />

bajo la sombra del seto. Hablaron durante unos instantes desde sus bicicletas y luego se<br />

alejaron, pedaleando juntos.<br />

«¿Pero qué está pasando aquí? -me pregunté-. ¿Qué está pasando realmente?»<br />

4<br />

Caleb Dorsey era uno de esos chicos a los que les parece graciosísimo aplastarse latas de<br />

Coca-Cola en la frente y eructar ruidosamente.<br />

Tenía una melena desaliñada y parecía no habérsela lavado en un mes. Me fijé en que<br />

llevaba un fino pendiente de oro en una oreja. No podía imaginar una expresión de seriedad<br />

en su rostro porque daba la impresión de que siempre estaba sonriendo. Le habían salido<br />

arrugas alrededor de los ojos de tanto reír.<br />

Caleb era alto y desgarbado y no podía estarse quieto. Se notaba que era muy nervioso.<br />

Se movía de un lado para otro en la pequeña y abarrotada sala de estar de su casa vestido con<br />

una camiseta que le quedaba pequeña y unos tejanos desteñidos con grandes agujeros en las<br />

rodillas. Sacudía continuamente los hombros y saludaba a la gente con fuertes palmadas,<br />

gritando y riendo.<br />

Al principio me costaba creer que Caleb y Jonathan fueran íntimos amigos, pero al cabo<br />

de unas horas me di cuenta de que Caleb potenciaba el lado más desenfadado de Jonathan.<br />

Cuando estaba con él, Jonathan se relajaba y adoptaba una actitud divertida, desmadrada y<br />

ruidosa. Era como si quisiera competir con su amigo.<br />

Yo estaba bastante nerviosa porque era la única persona nueva en aquel sitio, así que me<br />

mantuve bastante al margen de las conversaciones y me dediqué a observar a la gente.<br />

Jonathan me había venido a buscar a casa en una flamante furgoneta Volvo de color gris<br />

y me llevó a la pequeña casa de Caleb para la acostumbrada noche de marcha de los viernes.<br />

Jonathan estaba muy relajado y yo hacía como que también lo estaba, pero tenía un nudo<br />

en el estómago y las manos frías como el hielo. Después de todo era nuestra primera cita e<br />

íbamos a una fiesta donde él conocía a todo el mundo y yo absolutamente a nadie.<br />

Había pasado más de una hora en mi habitación pensando en qué ropa iba a ponerme. Al<br />

final me decidí por una blusa de seda blanca de manga larga y una falda corta negra Betsey<br />

Johnson, con unos leotardos negros debajo.<br />

Al entrar por la puerta de la cocina observé que casi todas las chicas iban con tejanos,<br />

pero no me importó.<br />

Allí dentro hacía mucho calor, a pesar de que era una noche fría. Había unos veinte<br />

chicos y chicas apretujados en la diminuta sala de estar y el estrecho recibidor. La música<br />

estaba tan fuerte que vibraban los cristales de las ventanas, y la gente tenía que gritar para<br />

hacerse oír en medio de aquel barullo.<br />

Librodot<br />

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