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Librodot La novia muerta R. L. Stine<br />
Marchábamos juntos, siguiendo nuestra ruta de siempre, y después de cruzar el pueblo<br />
pedaleamos con más fuerza. Al principio notaba las piernas pesadísimas, pero a medida que<br />
fuimos avanzando recuperé mi fuerza habitual. Tardé un rato en darme cuenta de que nos<br />
dirigíamos a las cascadas.<br />
Dejamos las bicicletas en el sendero y nos dirigimos hacia el precipicio. El agua relucía<br />
al caer y el cielo estaba completamente azul.<br />
Jonathan avanzó hasta llegar justo al borde y miró hacia abajo. Siempre que hacía eso me<br />
ponía muy nerviosa, y me mantuve unos metros detrás de él.<br />
Al cabo de unos segundos vino junto a mí y nos sentamos en el suelo, con el rugido de<br />
fondo de las cascadas.<br />
Decidí contarle a Jonathan que alguien estaba intentando asustarme para que me alejara<br />
de él. Había estado pensando durante toda la noche si debía decírselo o no, y al final llegué a<br />
la conclusión de que debía hacerlo.<br />
Escuchó toda la historia con una expresión totalmente ausente, sin moverse. No hacía<br />
más que mirar al borde del barranco y no reaccionó en lo más mínimo ante nada de lo que le<br />
dije.<br />
-Creo que se trata de la misma persona que mató a Goggles -le dije, concluyendo mi<br />
relato con la voz temblorosa-. ¿Pero quién puede ser, Jonathan? ¿Quién?<br />
No contestó. Se dio la vuelta y me miró a los ojos. Seguía sin decir nada. Su silencio me<br />
estaba poniendo nerviosa.<br />
-¡Vamos, dime algo! -exigí-. No puedes quedarte ahí, mirándome sin decir nada después<br />
de todo lo que te he contado.<br />
-No sé qué decir -me dijo finalmente, bajando la mirada.<br />
-No puedes pasarte la vida callado, sin decirle a nadie lo que piensas -continué<br />
indignada-. Estoy segura de que me ocultas algo.<br />
Jonathan se encogió de hombros.<br />
-No has mencionado a Louisa ni siquiera una vez.<br />
-Creo que era la primera vez que pronunciaba su nombre delante de Jonathan-. Ni una<br />
sola vez -continué.<br />
Cerró los ojos como si intentara acallar mi voz.<br />
- Sé que es muy duro para ti -dije con más suavidad al darme cuenta del dolor que se<br />
reflejaba en su rostro-. Sé que es difícil, pero lo tengo que saber, Jonathan. Tienes que<br />
decirme la verdad.<br />
Abrió los ojos.<br />
- ¿La verdad?<br />
- Tienes que decirme qué ocurrió realmente ese día aquí arriba.<br />
-Espera un momento, Annie -empezó a decir. Apoyé la mano en su brazo.<br />
-No. Tienes que decírmelo -insistí-. Cuéntame todo lo que sucedió con Louisa. Sé que la<br />
querías mucho...<br />
-¿Que la quería mucho? -dijo con cara de asombro, y se puso en pie de un salto-. ¿Que la<br />
quería mucho? ¿Estás loca, Annie? ¡La odiaba tanto que la maté!<br />
21<br />
El ruido de la cascada se hizo cada vez más intenso, como si estuviera rugiendo en mi<br />
interior. La cabeza parecía que me fuera a explotar de un momento a otro.<br />
«¡La odiaba tanto que la maté!» Las palabras retumbaban en mi mente ahogando el<br />
estruendo del agua.<br />
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