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Librodot La novia muerta R. L. Stine<br />
-Sí. Se ha roto un brazo y algunas costillas pero se pondrá bien. Fue ella quien nos dijo<br />
que estabais aquí. Menos mal, ¿no?<br />
Suspiré aliviada. Ruby se iba a recuperar. Cuando me di la vuelta, los dos policías metían<br />
a Dawn en su coche, mientras ella seguía debatiéndose furiosa.<br />
-¡Tírame por el barranco! -gritaba-. ¡Tírame por el barranco a mí también!<br />
Jonathan se acercó a mí y me rodeó los hombros con el brazo.<br />
-¿Queréis que os llevemos a casa? -preguntó uno de los policías, sujetando la puerta del<br />
coche.<br />
-No, gracias. Iremos en bici -contestó Jonathan.<br />
-Aseaos primero un poco y venid después a la comisaría a declarar -dijo el policía. Se<br />
sentó tras el volante y cerró la puerta con fuerza.<br />
Su compañero estaba sentado atrás con Dawn, que todavía gritaba y lloraba.<br />
Unos segundos más tarde, el coche de policía se alejó. Jonathan me rodeó con el brazo y<br />
me acompañó hasta las bicicletas, dando muestras de fatiga.<br />
-¿Y quién dice que en los pueblos pequeños nunca ocurre nada? -comentó.<br />
-Creo que a partir de ahora este lugar va a ser mucho más aburrido -contesté.<br />
-Espero que así sea -dijo él con voz pausada.<br />
Luego dejó caer su bicicleta al suelo. Me rodeó con sus brazos y me besó.<br />
Estaba sudoroso y sucio, con la cara manchada de sangre seca, pero apenas me di cuenta.<br />
Le devolví el beso.<br />
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