Critica 145 - Revista Crítica
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ANDRÉS HENESTROSA, EL ÚLTIMO LIBERAL<br />
Juan Panadero se tumba en el petate y duerme a pierna suelta hasta la madruga -<br />
da en que se levanta para ir a la tahona, a amasar la harina con que han de hacerse<br />
los cuernos, el pambazo, las regañaderas, la reja, la mariposa, el beso, la empano -<br />
chada, la panocha, los ojos de Pancha, las roscas de blanco, el chimisclán, el nopal,<br />
la fruta al horno, el ladrillo, la lima, el moño, la trenza, el volcán.<br />
Y así, siempre, mísero y lloroso, desde que Dios amanece. Porque al po -<br />
bre siempre le va del cocol, todo para él son cocolixtles. Y aunque lo fabrique,<br />
el pan siempre fue escaso en su mesa. 9<br />
No fue la única vez que don Andrés realizó esta valiosa obra de rescate.<br />
En el estudio biográfico publicado en 2001, Henestrosa. Nombre y renombre,<br />
de Adán Cruz Bencomo, se citan otros textos decimonónicos: una décima iné -<br />
dita de Manuel Acuña titulada “Dios”; un cuento de Guillermo Prieto llamado<br />
“Angelita” y el discurso “El 5 de mayo”; poemas de Francisco González Bo -<br />
canegra (autor del Himno Nacional); dos romances: “El chinaco”, atribuido<br />
a Riva Palacio —“conjunción armoniosa de un hombre, un poeta y un solda -<br />
do”, lo definió Henestrosa—; 10 así como la letra y música de la canción “La<br />
soldadera” cantada en la época de la Intervención Norteamericana. Otro texto<br />
que encontró y transcribió fue el Diario de Miguel Beruete, el cual dio a cono -<br />
cer en la sección Agua del Tiempo; y la Visión de Cuernavaca, de Manuel Gu -<br />
tiérrez Nájera, con un prólogo titulado “El aroma de un recuerdo” en 1992.<br />
A Zarco, a quien ya señalamos en líneas anteriores como uno de los<br />
más queridos por Henestrosa, lo consideraba como “el más brillante paladín<br />
del liberalismo mexicano” —en tan breves cuarenta años de vida escribió más<br />
de mil trabajos sobre diversos y variados temas—, por lo cual, un excelente<br />
“modelo por seguir para un escritor público de nuestros días”. Henestrosa<br />
fue uno de los grandes promotores para que se reunieran sus obras comple -<br />
tas ya que para esa época “sus escritos costumbristas, apenas han sido alu-<br />
9 Véase Los mexicanos pintados por sí mismos, Querétaro, México, 1986, t. 2, p. 207, y<br />
Álbum fotográfico. Hilarión Frías y Soto (ed., pról. y notas de Andrés Henestrosa), Las Le -<br />
tras Patrias, México, 1954. Otros tipos populares a quienes también les dedicó atención fue -<br />
ron: “Chinaco, chinacaste y chinaca” (12 de mayo de 1966) y “La Chinaca” (15 de junio de<br />
1967). Ambos publicados en Novedades.<br />
10 Henestrosa también realizó el prólogo a El libro rojo de Vicente Riva Palacio, Leyen -<br />
da, México, 1946; y “Riva Palacio, poeta y soldado”, en Novedades (14 de marzo de 1957).<br />
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