Critica 145 - Revista Crítica
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La memoria inconforme<br />
LUIS VICENTE DE AGUINAGA<br />
Casi tan original como inventar el agua<br />
tibia es proclamar que todo lector de<br />
poesía es, en tanto sujeto, el espacio<br />
donde se dan cita, enriqueciéndose, un<br />
texto leído en el presente y muchos<br />
otros leídos —recordados, oídos, com -<br />
prendidos— en el pasado. No hacen<br />
otra cosa, en realidad, los aficionados<br />
a la música, la pintura o el cine: per -<br />
cibir, en la obra que se oye o se ve,<br />
no sólo un tema ya expresado en por<br />
lo menos otra obra, sino igualmente una<br />
técnica, un ritmo y una tonalidad emo -<br />
cional que, aunque indispensables para<br />
entender la obra en cuestión, proceden<br />
o se asemejan a los de obras anterio -<br />
res. Esto, que por lo tanto es aplicable<br />
a cualquier experiencia de recepción<br />
artística, le da sustento y razón de ser<br />
a toda tradición. Las tradiciones, en con -<br />
secuencia, son fenómenos que, nutridos<br />
en la comunidad, incluso en la co lec -<br />
tividad, sólo adquieren forma cuando<br />
acceden a una subjetividad y, al acce -<br />
der a ella, colaboran en su plural e in -<br />
cansable configuración.<br />
Circunstancia personal y tradición<br />
colectiva, en este sentido, al reconocer -<br />
se como polos de una misma esfera,<br />
posibilitan la tensión interior de toda<br />
EL SUEÑO DE LA ALDEA<br />
identidad, que va de lo uno a lo diverso<br />
de la misma forma que un lector de<br />
poemas oye, mientras lee un poema,<br />
las voces de otros poetas, y deja inclu -<br />
so el poemario que leía en un principio<br />
con tal ir en busca de aquellos libros<br />
en que le parece recordar que había<br />
escuchado resonancias anticipadas del<br />
presente. Leer poesía es, por ello, ex -<br />
ponerse a una tormenta de premonicio -<br />
nes, a un flujo de intuiciones que se<br />
verán confirmadas o descartadas en<br />
cuanto el poema de referencia llegue<br />
o no a saberse reconocido en la biblio -<br />
teca de quien está leyéndolo. Desde<br />
luego, no tiene sentido afirmar que se -<br />
mejante vaivén de un texto a otro sea ex -<br />
clusivo de la lírica, o sea de su lectura,<br />
pero es un hecho que la poesía, más que<br />
ninguna otra especie literaria, exige ser<br />
leída frase por frase, verso por verso,<br />
sílaba por sílaba, de modo que su cono -<br />
cimiento implica recorridos más breves<br />
y pausas más frecuentes que, por ejem -<br />
plo, el de un párrafo de nove la, un ar -<br />
tículo de prensa o una escena dramática.<br />
En esas pausas caben, a manera de reme -<br />
moraciones casi siem pre involuntarias,<br />
galaxias enteras de poemas vagamente<br />
recordados o perfectamente conocidos.<br />
En las notas que siguen he que -<br />
rido reproducir mi experiencia como<br />
lector de cuatro poetas mexicanos. No<br />
intento cerrar un círculo de poetas “im -<br />
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