Critica 145 - Revista Crítica
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no desborda la trama, no es una gran épi -<br />
ca, sólo transcurre, avanza en un tono me -<br />
dio cuya función es encadenar sucesos<br />
hasta la última línea.<br />
Con estas referencias, el lector se in -<br />
terna en dos historias: una cuenta, en tercera<br />
persona, la historia de Longinos, un hombre<br />
adinerado que, en los años setenta, es<br />
secuestrado por un comando de izquierda<br />
que busca una buena suma de dinero por<br />
su rescate; la otra, narrada en primera per -<br />
sona, es la voz del mismo personaje que<br />
recuerda su niñez en Guadalajara, el en -<br />
cuentro de su familia con el movimiento<br />
revolucionario y sus amores con la Flaca<br />
Osorio, mujer de su socio en el florecien -<br />
te mercado del tequila. La novela se defi -<br />
ne, a grandes rasgos, por el movimiento<br />
de ambas historias que transcurren paralelas<br />
y que de vez en cuando tienen algu -<br />
nos puntos de contacto. La lectura avanza<br />
y Longinos rememora las dificultades de<br />
su familia para pactar con la turba armada,<br />
jugando un papel ambiguo ante fe de -<br />
rales y revolucionarios para rescatar lo más<br />
posible frente a la desgracia. La otra tra -<br />
ma se concentra en el secuestro y en la<br />
relación de la víctima con el comando in -<br />
tegrado por una madre y sus dos hijos que<br />
buscan que la esposa de Longinos ofrezca<br />
un buen rescate. La primera historia pre -<br />
tende ser el marco para la crítica de un<br />
movimiento revolucionario que con el tiem -<br />
po se pervirtió y, la segunda, una recapitu -<br />
lación de la izquierda militante que usó los<br />
métodos de la guerrilla para presionar al<br />
poder priista en los años de la “guerra su -<br />
cia” en México.<br />
Analizando estas dos intenciones,<br />
queda claro que Decencia está a medio ca -<br />
mino de una crítica al sistema político me -<br />
xicano y a la clase revolucionaria que traficó<br />
con el poder en las siguientes décadas. El<br />
narrador que rememora pasa lista a sus re -<br />
cuerdos pero la violencia de la Revolución<br />
es apenas el telón de fondo para contextualizar<br />
las anécdotas que se hilvanan. En<br />
efecto, hay sucesos históricos identificables<br />
pero cualquier asomo de crítica es filtrado<br />
por la frase afortunada, la sentencia ingeniosa<br />
que late página a página y conduce<br />
la escritura a una atmósfera tersa, donde el<br />
lector esboza una sonrisa que se mantiene<br />
hasta otro descubrimiento. En términos<br />
generales, la novela no plantea una crisis,<br />
un camino sin retorno como el que condensa<br />
el “¿En qué momento se jodió el<br />
Perú?”, de Mario Vargas Llosa, en Con -<br />
versación en la catedral. El autor, antes de<br />
construir una trama donde los personajes<br />
se confronten con su entorno y reten desde<br />
ahí al lector, limita su escritura al recuerdo,<br />
al mundo íntimo que, si ignoramos algu -<br />
nos detalles, podría suceder en otro tiempo<br />
y espacio. En vez de la crisis y el riesgo<br />
que implica, Enrigue parece apresurado<br />
por engarzar otra acción, un nuevo diálo -<br />
go, un nuevo elemento para describir o para<br />
regodearse con sus sentencias que trans -<br />
curren en calma hasta la última página.<br />
Otro elemento que impide que Decen -<br />
cia se separe del resto de novelas históricas<br />
es la falta de innovación en el planteamien -<br />
to. Si prescindimos del juego de voces nos<br />
quedamos con una obra resuelta técnicamente<br />
pero cuyas bases no subvierten la