Critica 145 - Revista Crítica
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LIONEL TRILLING<br />
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—habían creado ciertamente estructuras de palabras—, pero esas estructuras<br />
no eran pirámides o arcos triunfales, habían sido creadas evidente mente para no<br />
ser estáticas y conmemorativas sino móviles y agresivas, y uno no describe un<br />
quinquerreme o un howitzer o un tanque sin calcular cuánto daño puede hacer.<br />
Finalmente tuve que decidir que sólo había una forma de dar el curso,<br />
que era darlo sin estrategias y sin ninguna precaución consciente. No era hono -<br />
rable, tanto para los estudiantes como para los autores, ocultar o disimular mi<br />
relación con la literatura, mi compromiso con ella, mi temor y ambivalencia<br />
con ella. La literatura tiene que abordarse en los términos planteados por ella.<br />
En cuanto a los estudiantes, jamás he estado de acuerdo con la concepción mo -<br />
derna de “enseñar estudiantes, no temas” —siempre he pensado que es co -<br />
rrecto enseñar temas, creo que si uno es fiel al tema, el estudiante será mejor<br />
instruido—. De modo que decidí dar el curso sin tener en mente más que mis<br />
propios intereses. Y como mis intereses me llevaban a ver las situaciones lite -<br />
rarias como situaciones culturales, y las situaciones culturales como luchas<br />
muy elaboradas de asuntos morales, y los asuntos morales como algo que tenía<br />
que ver con imágenes gratuitas de la existencia personal y las imágenes de<br />
la existencia personal con el estilo literario, me sentí libre de comenzar con lo<br />
que para mí era el interés principal, los motivos del autor, los objetivos de su<br />
voluntad, las cosas que quería o las cosas que quería que pasaran.<br />
Mi método, cultural y no literal, me condujo a decidir que comenzaría el<br />
curso con la presentación de ciertos temas o asuntos que podrían atraer especial -<br />
mente nuestra atención. Incluso fui tan lejos en mi alejamiento de la literalidad<br />
como para creer que mi objetivo se alcanzaría mejor si ideaba un “contexto”<br />
para las obras que leeríamos —quería proponer una historia para los temas o<br />
asuntos que esperaba descubrir—. No pretendía que esa historia fuera muy ex -<br />
tensa o precisa. Quería sencillamente estimular algún sentido de la historia,<br />
alguna intuición general del pasado en estudiantes que, me parecía, no habían<br />
sido provistos de ella por su educación y que eran en general felices sin ella.<br />
Y como no hay todavía una obra general adecuada de historia de la cultura de<br />
los últimos doscientos años, me pregunté cuáles libros de la época que precedía<br />
a la nuestra habían influido más en nuestra literatura o, como estaba menos in -<br />
teresado en mostrar alguna influencia que en discernir alguna tendencia, qué<br />
libros viejos parecían caer en la línea de dirección a la que apuntaba nues-