Critica 145 - Revista Crítica
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ELIZABETH MIRABAL Y CARLOS VELAZCO<br />
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educarnos lo mejor que pudo. No fue impositiva, al contrario, creo que pecó<br />
un poco de liberal. Quizás en algún momento uno necesitó que lo regañaran,<br />
y ella generalmente no lo hacía. Porque por encima de todo, eso fue lo que<br />
siempre quiso en su vida: tener sus hijos. Siempre lo dijo, era su alegría más<br />
grande. Disfrutaba la poesía, disfrutaba la música, pero no tenía esa inquietud<br />
por ser creadora en un grupo donde todos lo eran. Nunca sintió complejo ni<br />
mucho menos, fue una mujer muy plena con su familia. Papá y mamá se casa -<br />
ron en 1948 (fueron novios durante casi ocho años) en la igle sia del padre Gaz -<br />
telu, en Bauta. De la ceremonia, irían a su apartamento, an tes de continuar<br />
de luna de miel en Nueva York, Washington y Miami. Pero mamá desvió el<br />
trayecto —papá contaba esto un poco molesto siempre— y quiso pasar por Vi -<br />
lla Berta, en Arroyo Naranjo, y visitar luego a los descendien tes de Eliseo Gi -<br />
berga y su esposa María del Calvo (ya fallecidos), quienes le habían regalado<br />
esa finca a mis abuelos, Constante de Diego y Berta Fernán dez-Cuervo. Eliseo<br />
Giberga, el autonomista, era hermano de la abuela materna de mi papá. Mis<br />
padres vivieron los dos primeros años de su matrimonio en el Vedado, porque<br />
Villa Berta todavía permanecía alquilada. Para mamá significaba algo muy<br />
solemne pasar por la casa y saludar a esa familia antes de ir de luna de miel.<br />
Existe una fotografía de la primera vez que papá llevó a mamá a Villa Berta,<br />
y papá la mostraba: “Ésta es la foto que yo hice a tu ma dre el día que pasamos<br />
por Villa Berta y ella dijo que quería que sus hijos se criaran aquí.”<br />
—¿Conservaba Eliseo el mapa del jardín que había hecho cuando niño?<br />
—Ese mapa no lo vi nunca. Cuando empecé a escribir El reino del abue -<br />
lo, fue muy curioso, porque dibujé un mapita para ubicarme en los lugares<br />
que recordaba, y cuando se lo enseñé a papá, me dijo: “No, ése no es el<br />
jardín.” Entonces hizo su mapa con el jardín que conoció de niño, con todos<br />
esos frutales que sembró mi abuelo Constante para él. Porque el jardín había<br />
cambiado cuando mis hermanos y yo fuimos a vivir allá.<br />
—Lichi asegura que la infancia de su padre en Villa Berta, a diferencia<br />
de la de ustedes, fue mucho más triste<br />
—Papá fue hijo único. Su medio hermano, siete años mayor, Constantico,<br />
no vivía con él. Se describía como un niño solitario en medio de ese jardín: ju -<br />
gaba a los soldaditos, leía, y también percibía un problema familiar del cual<br />
nunca le gustó hablar, por la relación difícil entre su abuela materna, Ame lia