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Florencia HalFon-laksman<br />

Fotos de eduardo carrera<br />

“<br />

El mosquito que transmite el dengue no discrimina",<br />

se escucha repetir a las autoridades<br />

sanitarias de la localidad chaqueña de<br />

Charata desde hace semanas, cuando se hizo<br />

visible que el bicho se había instalado en la<br />

ciudad y se estaba reproduciendo. Las cifras extraoficiales<br />

denuncian 11 mil casos en esa provincia pero las autoridades<br />

sanitarias reconocen alrededor de 3.500, el 42% de ellos en<br />

Charata. Aunque el estado de la vivienda, en el que influye la<br />

condición socioeconómica, es uno de los puntos fundamentales<br />

para evitar la difusión de la enfermedad, la epidemia le<br />

pegó a ricos y pobres.<br />

Charata es la ciudad cabecera del departamento<br />

de Chacabuco y está ubicada en una<br />

región de tierras fértiles que creció económicamente<br />

con el cultivo de soja. Allí, cerca de 35<br />

mil habitantes conviven en las condiciones más<br />

diversas: hay tanto asentamientos como mansiones;<br />

y el hambre está tan instalado en la ciu-<br />

dad como el Catangé, un flamante hotel cuatro<br />

estrellas, ubicado al costado de la ruta provincial<br />

94.<br />

Mustafá Desuque y Ernesto Rodríguez tienen<br />

dengue. Lo supieron el sábado pasado, cuando<br />

despertaron con síntomas parecidos: 40 grados<br />

de fiebre, vómitos, y un insoportable dolor muscular.<br />

Es difícil pedirles<br />

que combatan el<br />

mosquito a los<br />

que no tienen<br />

para comer”, dice<br />

el doctor<br />

Desuque.<br />

34<br />

Desuque es una eminencia en la medicina de Charata y vive<br />

con su mujer en una casa de cuatro ambientes en el centro<br />

de la ciudad, con un patio de seiscientos metros cuadrados.<br />

Tiene 71 años y una hija abogada. Rodríguez hace changas y<br />

duerme con su ex esposa en una casa precaria al costado de<br />

la vía, en los alrededores del Barrio Esperanza, cerca del<br />

basural. Tiene 39 años y diez hijos, de los cuales seis no terminaron<br />

el colegio.<br />

"Esta enfermedad te debilita por completo, por eso la llaman<br />

`la rompehuesos´. Me cuesta hasta darme vuelta en la<br />

cama", grafica Desuque, director de la Obra Social de<br />

Empleados de Comercio (Osecac), quien se vio obligado a<br />

interrumpir las tareas en su consultorio privado por la picadura<br />

del Aedes aegypti.<br />

Este verano, el doctor paseó por la Patagonia<br />

con Fátima, su mujer, y una semana después de<br />

su regreso empezaron los indicios de la infección.<br />

"No sabía a qué atribuirlos, porque no se me ocurría<br />

pensar en el dengue, hasta que me visitaron<br />

mis colegas y me di cuenta de qué se trataba",<br />

explica sentado a la mesa, en el living de su casa;<br />

a un lado, el retrato de sus tres nietos, y al otro,<br />

una pecera incrustada en la pared.<br />

Rodríguez, en cambio, apenas comenzó con los<br />

síntomas se acercó a una de las carpas sanitarias<br />

que el Ministerio de Salud de la Nación instaló en<br />

la plaza céntrica del pueblo. "Sentía una molestia<br />

que no había vivido jamás. El dolor en el cuerpo<br />

era tremendo", coincide con Desuque.<br />

Advertidos por el alerta que vive toda la provin-<br />

22-27-Dengue-120409.indd 24 08/04/2009 10:18:13 p.m.

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