+Bayly

Monik Unisex, un local a tres cuadras de la calle central del
pueblo. Hace diez días que Mónica Dari no puede moverse ni
dentro de su casa, y mucho menos salir para atender su peluquería.
Por eso decidió mandar a su hijo Leandro a pegar un
papel donde se advirtiera a sus clientes que el dengue la había
dejado de cama, con vómitos, fiebre, sarpullido y un dolor de
espalda que no la dejaba respirar. "Me asusté por la intensidad
del malestar. Llegué a llorar del sufrimiento", relata ella, todavía
en cama pero más cerca de la recuperación.
No pudo trabajar y eso significa una semana sin hacer dinero,
pero su mayor su preocupación por estos días se centra en
su hija Betiana, de 15 años: "Hace un par de días que se levanta
con los síntomas del dengue. Dice que es una gripe pero yo
creo que la picó el bicho, como me pasó a mí y a todos los
vecinos de mi cuadra", se lamenta Mónica.
Myriam Lupercia tiene 29
años y carga en brazos a su hija
Lourdes, de 5, en la entrada de la
carpa sanitaria. No es su primera
visita a esa guardia: ya estuvo
hace una semana desesperada
por el dolor de huesos. Se gana la
vida limpiando casas y no quiso
faltar a su trabajo ni un solo día,
a pesar de su padecimiento.
Cuando le recetaron calmantes,
creyó que su pesadilla había terminado,
pero la ilusión se desvaneció
en cuanto fue a buscar a
Lourdes al jardín de infantes y la
vio llorando a los gritos porque
sentía algo similar a un taladro
Miriam, que ya
está enferma,
carga a su hija de
cinco años. “Voy a
tener que pedir
unos días, no tengo
con quién dejar a
la nena”.
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funcionando en su cabeza. "Si se lo agarró, voy a tener que
pedirle unos días a mi patrona, porque no tengo con quién
dejar a la nena", dice asustada, después de enterarse de que no
hay vacuna para prevenir el dengue.
Zulema Lisondo es auxiliar de enfermería y asiste en el quirófano
del hospital público Enrique V. de Llamas. Tampoco
quiso dejar su puesto de trabajo aunque los análisis de laboratorio
le confirmaron que está infectada. "Estamos colapsados
y no podemos darnos el lujo de no venir", justifica y señala:
"Me sentí mal y me hice los estudios. Ahora tomo algunas
precauciones para que no se contagien mis compañeros". Es
que la única forma de contagiarse la enfermedad es a través
del mosquito, que también puede estar sano e infectarse al
picar a un enfermo. Sin embargo, ni las autoridades municipales,
ni las provinciales o las nacionales ordenaron el aisla-
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