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agua el lenguado más chico<br />

tenía seis kilos. Llevamos<br />

mucho a la playa y la gente<br />

del barrio se arremolinaba<br />

en busca de un pescado<br />

salvador.<br />

Pues, valga una<br />

aclaración: en Monte la<br />

pesca disminuyó un 90%<br />

debido a esos barcos que<br />

usan palas gigantes y se<br />

llevan hasta la espuma.<br />

Fuimos los héroes de Monte<br />

Hermoso, alias Monte. Cinco<br />

niñas treintañeras se<br />

acercaban admiradísimas,<br />

con ganas de agitar el bote,<br />

con ganas de casarse con<br />

un pescador de manos<br />

peludas. Lo único que<br />

teníamos que hacer era<br />

invitarlas a comer pescado<br />

frito y chau, les bajábamos la<br />

caña de nuestro machismo a<br />

prueba de balas.<br />

Pero de pronto, Alexis nos<br />

dijo: “¡Vamos a la<br />

Desembocadura del Sauce<br />

a continuar nuestra lucha<br />

contra el mar y las grandes<br />

empresas de la pesca!”<br />

“¡Sí, sí, vamos a hacerle un<br />

29<br />

piquete a la Empresa Redes<br />

de Arrastre, de Bahía<br />

Blanca!” “¡Sí, vamos,<br />

convoquemos a todas las<br />

lanchitas de Bahía y<br />

hagámosles un piquete!”<br />

La Desembocadura del<br />

Sauce, supe después, es un<br />

río que muere en el mar,<br />

pero el mar no le gana al río.<br />

Y ahí van los grandes<br />

barcos de Benetton u otros<br />

dueños del sur a descargar<br />

los miles de millones de<br />

pescados que le roban al<br />

mar por día. Íbamos en la<br />

Washington CuCurto<br />

rastrojera rayando la playa,<br />

solos, ni un alma. Sólo<br />

médanos y de pronto, zas<br />

—imaginen que están en<br />

una película—, aparece un<br />

cartel de De Narváez contra<br />

la inseguridad. Qué mala<br />

pata, pensé para adentro,<br />

encontrarse con un cartel de<br />

De Narváez en el desierto...<br />

Llegamos a la<br />

desembocadura y había un<br />

barco de bandera coreana,<br />

meta afanar cornalitos de<br />

nuestra competencia. ¡Era<br />

un exterminio, un genocidio<br />

marino lo que estaban<br />

cometiendo esos coreanos<br />

del orto!<br />

Con la rastrojera a todo lo<br />

que da y gritando como<br />

indios, nos metimos al mar,<br />

nosotros, los silenciados<br />

pescadores de este país,<br />

tus hermanos, hermano,<br />

date cuenta; los que<br />

soportamos el viento y el<br />

frío y salimos con una<br />

lanchita a las tres de la<br />

mañana para regalarle<br />

pescados al rioba. No<br />

somos camioneros ni<br />

trabajamos en un<br />

supermercado, somos los<br />

pescadores de la pesca<br />

artesanal del sur de la<br />

Argentina contra el Capitán<br />

de Greenpeace que odia a<br />

las ballenas.<br />

Y le arrojamos piedras y<br />

arpones y con la red<br />

envolvimos el barco y con la<br />

rastrojera motor de avión lo<br />

arrastramos hasta las dunas<br />

y le entramos a dar con todo<br />

a los coreanitos ladrones. Y<br />

había unas coreanitas<br />

re-buenas que querían<br />

conocer a unos pescadores<br />

de verdad, de esos que son<br />

parte del mar. <br />

28-29-Cucurto-120409.indd 29 08/04/2009 09:30:44 p.m.

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