15.05.2013 Views

+Bayly

+Bayly

+Bayly

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

A media cuadra del Rocha, se filma precisamente hoy una<br />

publicidad para Wall Mart en la puerta de la escuela número<br />

4. “Ni idea de por qué eligieron Uribelarrea para filmar, será<br />

porque hay mucho ambiente antiguo. Es la primera vez que<br />

venimos”, explica uno de los productores, rodeado de cables.<br />

Algo habrá en Uribe que atrae a las grandes marcas. También<br />

se filmaron aquí publicidades de Peugeot y de Sancor, entre<br />

cientos y cientos de spots. El productor se detiene a reflexionar.<br />

Están trabajando desde temprano captando la esencia<br />

del pueblo de reojo. “Decime —pregunta a este cronista,<br />

mirando a ambos lados—, el pueblo está lleno de limados,<br />

¿no es cierto?”<br />

Para los vecinos de Uribe, el Dardo Rocha es motivo de<br />

orgullo. Cada vez que llega el intendente de Cañuelas —Uribe<br />

forma parte de ese partido—, a nadie le llama la atención que<br />

un interno esté de escolta de la bandera. “Nadie los va a sacar”,<br />

dice María, una vecina. “Ya están instalados en el pueblo”.<br />

Uribelarrea es la prueba de que los locos pueden llevar una<br />

vida normal si son aceptados y tratados con respeto. Y los<br />

locos son solidarios, bondadosos e incluso devuelven objetos<br />

perdidos. “Cuando visité el pueblo con mi suegra, paramos a<br />

comer y los locos nos golpeaban la ventana y nos hacían señas<br />

—dice Adriana González, turista ocasional—. Mi suegra estaba<br />

muy asustada. Cuando salimos a ver qué pasaba, era que<br />

nos habíamos dejado las luces del auto encendidas. Los locos<br />

nos avisaban a su modo”.<br />

“A la gente que me pregunta por los locos que<br />

están afuera —dice Juan Carlos Sandoval,<br />

dueño de la Posta de Uribe, la pulpería almacén<br />

frente a la plaza, antes propiedad del fundador<br />

del pueblo—, yo les digo: ‘No son locos, son mi<br />

valet parking’”. En su local, recibe cada fin de<br />

semana a 180 personas por día, y entre longanizas<br />

colgando, mulitas y cueros varios,<br />

Sandoval tiene fotos junto a Susana Giménez,<br />

Vittorio Gassman y Omar Shariff, de los tiempos<br />

en que tenía restorán en la capital sobre la<br />

calle Talcahuano. “Te voy a decir una cosa: los<br />

locos te enseñan muchísimo. Tienen un corazón<br />

increíble”. Sandoval cuenta que, una vez, un<br />

loco llamado Martín devolvió una billetera<br />

repleta de billetes. “Era de un gerente de la<br />

bodega López”, hace memoria. “Tenía todas las tarjetas de<br />

crédito que te imagines. Y Martín no tocó un peso. Al final,<br />

el tipo le dio 20 pesosde regalo. Un poco barata la recompensa,<br />

pero a él no le importó”.<br />

Un día, en la pulpería, Sandoval concretó un milagro. En<br />

una payada, lo hizo cantar a Rafael Reynoso, de San Nicolás,<br />

porque él andaba mal de la garganta. La particularidad de<br />

Reynoso, además de ser un interno del Dardo Rocha y de<br />

tener un solo diente en pie, es que se trata de un sordomudo.<br />

Si se le pregunta a Sandoval cómo hizo para hacerlo cantar ,<br />

él se encoge de hombros: “Fue raro, pero algo le salió”.<br />

Este cronista entrevista a José, oriundo de Lobos y sobrino<br />

de la prostituta más famosa del lugar: la Tina. “Voy y vengo<br />

del hospital a mi pueblo”, dice José, mientras vuelve de hacer<br />

un mandado en el almacén. “Pero me quiero volver a Lobos.<br />

Ya me cansé de acá. Allá las mujeres son más lindas. Che,<br />

¿tenés dos pesos para cigarrillos?”<br />

Somos cinco<br />

oficiales para 16<br />

mil hectáreas. Los<br />

locos nunca<br />

trajeron<br />

problemas”, dicen<br />

en la comisaría.<br />

64<br />

Como cabras<br />

Uribe tiene locos y tiene también cabras que, históricamente,<br />

han estado también más locas que algunos humanos. “Yo no<br />

sé de dónde vendrá el dicho, supongo que es porque las<br />

cabras, a diferencia de otros animales domésticos, conservan<br />

sus instintos y son más difíciles de manejar”, conjetura<br />

Horacio Martínez, dueño del Valle De Goñi, un tambo de<br />

sesenta cabras, con pesebre para las adolescentes, nursery<br />

para bebés, y restorán para los humanos que la visitan, con<br />

oferta de quesos, dulce de leche y alfajores, todo, por decirlo<br />

de algún modo, encabritado.<br />

En verdad, si quiere tener una impresión de primera mano<br />

del origen de la expresión “más loco que una cabra”, debería<br />

verlo a Pepo, macho de raza Boer, en un corral junto a una<br />

multitud hembras. “Así como lo ves ahora, Pepo está en plena<br />

etapa de enamoramiento —aclara Martínez—, tiene 21 hembras<br />

a su servicio”. Pepo se pasea por el corral acariciando con<br />

la mejilla los culos de las hembras como si estuviera en un<br />

shopping probándose ropa y poniendo la cara que uno suele<br />

poner en esas ocasiones excepcionales donde acaricia un culo<br />

con la mejilla. En un momento, la fotógrafa de esta revista<br />

ingresa al corral para tomar imágenes más íntimas de<br />

Martínez interactuando con sus cabras. Pepo la recibe con<br />

regocijo y también se acaricia con la mejilla a su culo. Así<br />

debe ser cómo, en la antigüedad, surgían las leyendas como<br />

la del Minotauro. Algunos llamarían a esto<br />

locura. Otros lo llamarían simplemente dicha.<br />

De policías y de muertos<br />

En Uribe, si hay un lugar verdaderamente aburrido<br />

ese es el destacamento policial. Es tan<br />

aburrido que lo han instalado en plena estación<br />

de tren. “Acá no pasa nada”, dice el teniente Raúl<br />

Enriquez, vestido de chomba, y encargado del<br />

destacamento. “Somos cinco oficiales para 16<br />

mil hectáreas y los vecinos dejan las motos, las<br />

bicicletas y las casas con las puertas abiertas y<br />

nada. Los locos son gente muy buena, nunca<br />

nos trajeron problemas”.<br />

No hay pregunta más aburrida para hacer en<br />

el destacamento policial de Uribe que pedirles<br />

que hablen sobre el último robo. Enriquez se<br />

toma la cabeza. Lo consulta con Carlos Sherer, el sargento,<br />

rubio y de uniforme. Ambos dudan. “Y, el último fue el robo<br />

al ciber. Pero ya los identificaron a los tipos. Creo que fue el<br />

único robo en toda la historia de Uribelarrea”.<br />

En el destacamento tienen dos móviles y dos armas largas.<br />

A veces, llega un vecino que dice que tuvo una discusión con<br />

otro. Sherer y Enriquez lo miran, se toman la cabeza y se<br />

aburren más. Nunca en Uribe dispararon un tiro. “Nunca, ni<br />

uno”, dice Sherer y espanta una mosca. “Ni por error”.<br />

Para buscar algo loco, no hay que rastrearlo en el destacamento<br />

policial. Hay que buscarlo en el cementerio de Uribe.<br />

Porque, si bien en los papeles Uribelarrea no tiene cementerio,<br />

hay una reja oxidada y con candado y una bóveda en pie,<br />

únicos vestigios de un cementerio que no está más. En esta<br />

bóveda descansaba la familia Spina, la del carpintero del<br />

pueblo. Pero hoy lo único que queda es la bóveda porque a<br />

los cuerpos y al propio carpintero los tiraron unos vándalos<br />

60-65-Locos-120409.indd 64 08/04/2009 11:52:28 p.m.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!