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Actas de formación de juntas y declaraciones de independencia ...

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el rostro temiendo el cuchillo que nos amenazaba por<br />

la espalda; encerrados en nuestras casas, el menor<br />

ruido nos hacía esperar el hacha que <strong>de</strong>rribase nuestras<br />

puertas, y el cuchillo que cortase nuestras gargantas.<br />

En tal conflicto recurrimos a Dios, a ese Dios que <strong>de</strong>ja<br />

parecer la inocencia, a este nuestro Dios justo que<br />

<strong>de</strong>fien<strong>de</strong> la causa <strong>de</strong> los humil<strong>de</strong>s; nos entregamos<br />

en sus manos, adoramos sus inescrutables <strong>de</strong>cretos,<br />

les protestamos que nada habíamos <strong>de</strong>seado sino<br />

<strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r su santa fe, oponernos a los errores <strong>de</strong> los<br />

libertinos <strong>de</strong> Francia, conservarnos fieles a Fernando,<br />

y procurar el bien y libertad <strong>de</strong> nuestra patria; nos<br />

ofrecimos con resignación al sacrificio por tan nobles<br />

y santas causas, y le dijimos, que si era su voluntad<br />

castigar nuestras culpas con el <strong>de</strong>spiadado furor <strong>de</strong><br />

nuestros enemigos, recibiríamos contentos el castigo<br />

y besaríamos su adorable mano que nos hería. Los<br />

sacerdotes, las sagradas vírgenes, la nobleza, la plebe,<br />

todos clamamos a una voz, como lo había hecho en<br />

semejante consternación el Macabeo; y dijimos a Dios<br />

que nuestros contrarios confiaban en sus armas y en<br />

sus caballos, pero que nosotros no teníamos confianza<br />

sino en el auxilio <strong>de</strong> su diestra y ¡oh prodigio! Una<br />

palabra injuriosa e in<strong>de</strong>cente que profirió un europeo<br />

contra los americanos, fue la chispa con que prendió el<br />

gran fuego <strong>de</strong> la Revolución, el Dios <strong>de</strong> los Ejércitos.<br />

Al instante conocimos que había sido oída nuestra<br />

oración y que el cielo volvía por nuestra causa.<br />

Irritóse la gente que había oído el insulto contra la<br />

Nación; progresivamente se conmovió toda la capital,<br />

ocurrieron apresurados los pueblos; los pechos <strong>de</strong> los<br />

americanos se encendieron <strong>de</strong>l fuego <strong>de</strong> la libertad;<br />

sus brazos se sintieron robustos y dotados <strong>de</strong> una<br />

fuerza gigante, respiraron el aire <strong>de</strong>l patriotismo y <strong>de</strong>l<br />

valor, por tantos siglos reprimido, al mismo tiempo<br />

que un humor frío corría en vez <strong>de</strong> sangre por las<br />

venas <strong>de</strong> nuestros enemigos, a quienes el susto hizo<br />

caer <strong>de</strong> las manos <strong>de</strong> la pluma, que pretendía dictar<br />

144 Colección Bicentenario

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