Actas de formación de juntas y declaraciones de independencia ...

oro y grabada también en todos los corazones de los
generosos hijos del Nuevo Reino de Granada!
Efectivamente: la noche del 20 de julio de 1810 fue el
principio de un gobierno sabio, justo y el más digno
de la fidelidad americana. En ella se dieron a conocer
un gran número de sujetos de consumada prudencia,
rectitud de intención y acendrado patriotismo. Los
hombres más silenciosos encogidos abrieron sus
labios de repente, y la energía de su lengua patentizó
los generosos sentimientos de su corazón. En una
palabra: allí se vieron hablar muchísimos que eran
mudos por la opresión y la tiranía: y tú, ¡oh dulce y
encantadora elocuencia!, rompiendo en un momento
tu imperio majestuoso, haciendo ver que la ilustre
América es también madre muy fecunda de sabios
Demóstenes y Cicerones. ¡Ah!, ¡cómo pudiera yo
insertar aquí los elocuentísimos discursos que oí
pronunciar de repente en aquella noche pavorosa por
la multitud y gritería, pero bella y feliz por lo grandes
aciertos que en ella se admiraron!
A mí no me enajena el entusiasmo ni me alucina la
brillantez de los objetos. Yo discurro y escribo sin
preocupación, guiado siempre de la verdad y sin perder
ni un ápice de la natural sencillez que me caracteriza.
Volved pues lectores sensatos, volved otra vez a seguir
el curso de mi descripción y os admiraréis aún mucho
más con las raras circunstancias de que os voy a dar
una sucinta idea.
La asamblea numerosa que se había congregado
en la sala consistorial, compuesta ya de los vocales
que el pueblo había elegido por el derecho de su
soberanía, deliberó en aquella misma noche los
medios y providencias relativas a la mayor seguridad
de la suprema junta que se pretendía instalar con
las más solemnes formalidades. Sin embargo de que
Colección Bicentenario
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