Actas de formación de juntas y declaraciones de independencia ...

según la más o menos criminalidad de su conducta.
Todos saben que no se les ha insultado en sus personas
ni familias a pesar de los notables motivos que han
dado cada uno con su porte criminal y sospechoso
acerca de la seguridad de la patria y del bien común.
Y esto no persuade eficazmente el espíritu de caridad
y de honradez con que se han conducido el pueblo
y la suprema junta en todas sus deliberaciones?
¿Quién vio jamás una conmoción popular tan pacífica
y misteriosa? Casi se le podía dar el bello título de
revolución santa, por su objeto, por su tranquilidad
y demás circunstancias, pero ya es tiempo de darnos
más prisa en esta relación.
Después de varios acuerdos celebrados para
conferir sobre la seguridad y buen gobierno de las
provincias de la jurisdicción, se juzgó conveniente dar
pasaportes a algunos oficiales que no debían seguir
en este servicio, a fin de precaver por este medio una
contrarrevolución. También por la misma cautela
salieron bien custodiados el día primero del corriente
agosto los ex ministros regente de Carrión y Mansilla,
con dirección a la ciudad de Cartagena, y Alba y Frías
para la villa del Socorro, en donde permanecerán
presos mientras se concluyen los sumarios de sus
causas y se delibera sobre sus destinos. Para evitar a
estos sujetos dignos de la mayor compasión, algunos
desacatos y malos tratamientos del pueblo enfurecido
contra su conducta flagiciosa, se promulgó primero
un bando concebido en los términos más equitativos
que puede dictar la prudencia gubernativa. También
los señores vocales se interesaron mucho en calmar
la furia popular y costó muchísimo para impedir que
los oidores presos no fuesen asesinados según el odio
que había concebido contra ellos la multitud; pero el
bando y estos oficios tranquilizaron los ánimos de un
modo increíble. Produjo en todas las clases del pueblo
unos sentimientos tan generosos y compasivos el
Colección Bicentenario
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