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veniente, pero que el apartamento tenía un<br />
problemita, un problema menor, en realidad,<br />
pero que él no quería que una señora mayor<br />
(y aquí miraba a mi mamá) fuera a comprar<br />
las cosas sin saberlo todo.<br />
Ustedes recordarán que entre el 92 y el<br />
93, después de que Pablo Escobar se escapó<br />
de su propia cárcel, la Catedral, se desató en<br />
Medellín una guerra a muerte entre la gente<br />
del Cartel, la de Escobar, y un grupo clandestino<br />
que se llamaba los Pepes (perseguidos por<br />
Pablo Escobar), que eran una especie de confusa<br />
mezcolanza entre servicios de seguridad<br />
del Estado, la CIA, la Dea, el FBI, los paramilitares,<br />
algunos informantes del Cartel de Cali,<br />
o mejor dicho hasta el Putas, como se dice<br />
aquí. En esos años, uno tras otro, habían ido<br />
cayendo todos los cuadros de la organización<br />
de Escobar, desde sus abogados hasta los especialistas<br />
en comunicaciones, desde los choferes<br />
y los mayordomos, hasta los jefes de seguridad<br />
y los sicarios a su servicio. Pues bueno,<br />
nos informó el señor de la inmobiliaria, el<br />
apartamento que ustedes van a comprar, era<br />
propiedad del mayor de los hermanos Foronda,<br />
Carlos Mario Foronda Zuluaga, mejor conocido<br />
en el ambiente mafioso como Pistoloco.<br />
Él, reconoció el gerente, había sido el jefe de<br />
sicarios de Escobar, y pocos meses después<br />
de que Pablo se escapara de la Catedral, en<br />
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