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Dinero - Confiar

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persona mayor. Nos adaptamos muy bien a<br />

la Unidad, donde lo único que desentonaba<br />

era mi carrito verde lora, que por el momento<br />

y con el sueldo del periódico no lo podía<br />

ni pensar en cambiar. De hecho todo marchó<br />

sin contratiempos durante más de seis meses,<br />

hasta que sucedió el episodio por el que<br />

ahora somos otros, no sé si mejores o peores,<br />

pero otros.<br />

Todo empezó un domingo por la mañana,<br />

después de la circunstancia más banal. Mi<br />

hija, al llegar de bañarse en la piscina, se iba<br />

a lavar el pelo y quería usar el secador en mi<br />

baño, el de la alcoba principal. Al conectar<br />

el secador al enchufe (que nunca habíamos<br />

usado hasta ese día), éste no funcionó. Yo,<br />

que tengo espíritu de todero y cuando se tapan<br />

los lavamanos sirvo de plomero, y cuando<br />

hay un corto circuito me improviso electricista,<br />

empecé a desmontar el enchufe para<br />

revisar la instalación. La sorpresa inicial fue<br />

más bien una pequeña curiosidad, una sensación<br />

de extrañeza que se volvió asombro.<br />

Detrás de la tapa del enchufe, en lugar de los<br />

alambres consabidos, había un doble fondo.<br />

Debajo del enchufe se desprendía una tablita<br />

de madera, pintada igual que la pared. Al quitar<br />

la tabla, al fondo, se veía la cerradura de<br />

una caja fuerte, con llave. Era rarísimo. Cuando<br />

nos habían hecho entrega del apartamen-<br />

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