13.07.2013 Views

La Celestina - 10 reglas de oro para el exito

La Celestina - 10 reglas de oro para el exito

La Celestina - 10 reglas de oro para el exito

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

CALISTO.- ¡De qué gana va <strong>el</strong> diablo! No ay cierto tan malseruido hombre como yo, manteniendo moços a<strong>de</strong>uinos,<br />

reçongadores, enemigos <strong>de</strong> mi bien. ¿Qué vas, v<strong>el</strong>laco, rezando? Embidioso, ¿qué dizes, que no te entiendo? Ve don<strong>de</strong> te<br />

mando presto e no me enojes, que harto basta mi pena <strong>para</strong> acabar: que también haurá <strong>para</strong> ti sayo en aqu<strong>el</strong>la pieça.<br />

PÁRMENO.- No digo, señor, otra cosa, sino que es tar<strong>de</strong> <strong>para</strong> que venga <strong>el</strong> sastre.<br />

CALISTO.- ¿No digo yo que a<strong>de</strong>uinas? Pues qué<strong>de</strong>se <strong>para</strong> mañana. E tu, señora, por amor mío te sufras, que no se pier<strong>de</strong> lo<br />

que se dilata. E [219] mándame mostrar aqu<strong>el</strong> sancto cordón, que tales miembros fue digno <strong>de</strong> ceñir. ¡Gozarán mis ojos con<br />

todos los otros sentidos, pues juntos han sido apassionados! ¡Gozará mi lastimado coraçón, aqu<strong>el</strong> que nunca recibió momento<br />

<strong>de</strong> plazer, <strong>de</strong>spués que aqu<strong>el</strong>la señora conoció! Todos los sentidos le llegaron, todos acorrieron a él con sus esportillas <strong>de</strong><br />

trabajo. Cada vno le lastimó quanto más pudo: los ojos en v<strong>el</strong>la, los oydos en oylla, las manos en tocalla.<br />

CELESTINA.- ¿Que la has tocado dizes? Mucho me espantas.<br />

CALISTO.- Entre sueños, digo.<br />

CELESTINA.- ¿En sueños?<br />

CALISTO.- En sueños la veo tantas noches, que temo me acontezca como a Alcibía<strong>de</strong>s o a Sócrates, [220] que <strong>el</strong> uno soñó<br />

que se veya embu<strong>el</strong>to en <strong>el</strong> manto <strong>de</strong> su amiga e otro día matáronle, e no houo quien le alçasse <strong>de</strong> la calle ni cubriesse, sino <strong>el</strong>la<br />

con su manto; <strong>el</strong> otro via que le llamavan por nombre e murió <strong>de</strong>n<strong>de</strong> a tres días; pero en vida o en muerte, alegre me sería vestir<br />

su vestidura.<br />

CELESTINA.- Asaz tienes pena, pues, quando los otros reposan en sus camas, pre<strong>para</strong>s tú <strong>el</strong> trabajo <strong>para</strong> sofrir otro día.<br />

Esfuerçate, señor, que no hizo Dios a quien <strong>de</strong>sam<strong>para</strong>sse. Da espacio a tu <strong>de</strong>sseo. Toma este cordón, que, si yo no me muero,<br />

yo te daré a su ama.<br />

CALISTO.- ¡O nueuo huésped! ¡O bienauenturado cordón, que tanto po<strong>de</strong>r e merescimiento touiste <strong>de</strong> ceñir aqu<strong>el</strong> cuerpo,<br />

que yo no soy digno <strong>de</strong> seruir! ¡O ñudos <strong>de</strong> mi pasión, vosotros enlazastes mis <strong>de</strong>sseos! ¡Dezime si os hallastes presentes en la<br />

<strong>de</strong>sconsolada respuesta <strong>de</strong> aqu<strong>el</strong>la a quien vosotros seruís e yo ad<strong>oro</strong> e, por más que trabajo noches e días, no me vale ni<br />

aprouecha!<br />

CELESTINA.- Refrán viejo es: quien menos procura, [221] alcança más bien. Pero yo te haré procurando conseguir lo que<br />

siendo negligente no haurías. Consuélate, señor, que en vna hora no se ganó Çamora; pero no por esso <strong>de</strong>sconfiaron los<br />

combatientes.<br />

CALISTO.- ¡O <strong>de</strong>sdichado! Que las cibda<strong>de</strong>s están con piedras cercadas e a piedras, piedras las vencen; pero esta mi señora<br />

tiene <strong>el</strong> coraçón <strong>de</strong> azero. No ay metal, que con él pueda; no ay tiro, que le m<strong>el</strong>le. Pues poned escalas en su muro: vnos ojos<br />

tiene con que echa saetas, vna lengua <strong>de</strong> reproches e <strong>de</strong>suíos, <strong>el</strong> asiento tiene en parte, que media legua no le pue<strong>de</strong>n poner<br />

cerco.<br />

CELESTINA.- ¡Callá, señor!, que <strong>el</strong> buen atreuimiento <strong>de</strong> vn solo hombre ganó a Troya. No <strong>de</strong>sconfíes, que vna muger<br />

pue<strong>de</strong> ganar otra. Poco has tratado mi casa: no sabes bien lo que yo puedo. [222]<br />

CALISTO.- Quanto, dixeres, señora, te quiero creer, pues tal joya como esta me truxiste. ¡O mi gloria e ceñi<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> aqu<strong>el</strong>la<br />

angélica cintura! Yo te veo e no lo creo. ¡O cordón, cordón! ¿Fuisteme tú enemigo? Dilo cierto. Si lo fuiste, yo te perdono, que<br />

<strong>de</strong> los buenos es propio las culpas perdonar. No lo creo: que, si fueras contrario, no vinieras tan presto a mi po<strong>de</strong>r, saluo si<br />

vienes a <strong>de</strong>sculparte. Conjúrote me respondas, por la virtud <strong>de</strong>l gran po<strong>de</strong>r, que aqu<strong>el</strong>la señora sobre mí tiene.<br />

CELESTINA.- Cessa ya, señor, esse <strong>de</strong>uanear, que a mí tienes cansada <strong>de</strong> escucharte e al cordón, roto <strong>de</strong> tratarlo.<br />

CALISTO.- ¡O mezquino <strong>de</strong> mí! Que asaz bien me fuera <strong>de</strong>l ci<strong>el</strong>o otorgado, que <strong>de</strong> mis braços fueras fecho e texido, no <strong>de</strong><br />

seda como eres, porque <strong>el</strong>los gozaran cada día <strong>de</strong> ro<strong>de</strong>ar e ceñir con <strong>de</strong>uida reuerencia aqu<strong>el</strong>los miembros, que tú, sin sentir ni<br />

gozar <strong>de</strong> la gloria, siempre tienes abraçados. ¡O qué secretos haurás visto <strong>de</strong> aqu<strong>el</strong>la exc<strong>el</strong>ente ymagen!<br />

CELESTINA.- Más verás tú e con más sentido, si no lo pier<strong>de</strong>s fablando lo que fablas.<br />

CALISTO.- Calla y señora, que él e yo nos enten<strong>de</strong>mos. ¡O mis ojos! Acordaos cómo fuistes causa e puerta, por don<strong>de</strong> fue<br />

mi coraçón llagado, e que aqu<strong>el</strong> es visto fazer daño, que da la causa. Acordaos que soys <strong>de</strong>bdores <strong>de</strong> la [223] salud. Remirá la<br />

me<strong>de</strong>zina, que os viene hasta casa.<br />

SEMPRONIO.- Señor, por holgar con <strong>el</strong> cordón, no querrás gozar <strong>de</strong> M<strong>el</strong>ibea.<br />

CALISTO.- ¡Qué loco, <strong>de</strong>suariado, atajasolazes! ¿Cómo es esso?<br />

SEMPRONIO.- Que mucho fablando matas a ti e a los que te oyen. E assí que per<strong>de</strong>rás la vida o <strong>el</strong> seso. Qualquiera que<br />

falte, basta <strong>para</strong> quedarte ascuras. Abreuia tus razones: darás lugar a las <strong>de</strong> <strong>C<strong>el</strong>estina</strong>.<br />

CALISTO.- ¿Enójote, madre, con mi luenga razón o está borracho este moço?

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!