13.07.2013 Views

La Celestina - 10 reglas de oro para el exito

La Celestina - 10 reglas de oro para el exito

La Celestina - 10 reglas de oro para el exito

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

CELESTINA.- Yo lo tengo pensado, yo te lo diré: por entre las puertas <strong>de</strong> tu casa.<br />

MELIBEA.- ¿Quándo?<br />

CELESTINA.- Esta noche.<br />

MELIBEA.- Gloriosa me serás, si lo or<strong>de</strong>nas. Di a qué hora.<br />

CELESTINA.- A las doze.<br />

MELIBEA.- Pues ve, mi señora, mi leal amiga, e fabla con aqu<strong>el</strong> señor e que venga muy paso e d'allí se dará concierto, según<br />

su voluntad, a la hora que has or<strong>de</strong>nado.<br />

CELESTINA.- Adiós, que viene hazia acá tu madre.<br />

MELIBEA.- Amiga Lucrecia e mi leal criada e [67] fi<strong>el</strong> secretaria, ya has visto cómo no ha sido más en mi mano. Catiuóme<br />

<strong>el</strong> amor <strong>de</strong> aqu<strong>el</strong> cauallero. Ruégote, por Dios, se cubra con secreto s<strong>el</strong>lo, porque yo goze <strong>de</strong> tan suaue amor. Tú serás <strong>de</strong> mi<br />

tenida en aqu<strong>el</strong> lugar, que merece tu fi<strong>el</strong> seruicio.<br />

LUCRECIA.- Señora, mucho antes <strong>de</strong> agora tengo sentida tu llaga e calado tu <strong>de</strong>sseo. Hame fuertemente dolido tu<br />

perdición. Quanto más tú me querías encobrir y c<strong>el</strong>ar <strong>el</strong> fuego, que te quemaua, tanto más sus llamas se manifestauan en la<br />

color <strong>de</strong> tu cara, en <strong>el</strong> poco sossiego <strong>de</strong>l coraçón, en <strong>el</strong> meneo <strong>de</strong> tus miembros, en comer sin gana, en <strong>el</strong> no dormir. Assí que<br />

contino te se cayan, como <strong>de</strong> entre las manos, señales muy claras <strong>de</strong> pena. Pero como en los tiempos que la voluntad reyna en<br />

los señores o <strong>de</strong>smedido apetito, cumple a los seruidores obe<strong>de</strong>cer con diligencia corporal e no con artificiales consejos <strong>de</strong><br />

lengua, sufría con pena, callaua con temor, encobría con fi<strong>el</strong>dad; <strong>de</strong> manera que fuera mejor <strong>el</strong> áspero consejo, que la blanda<br />

lisonja. Pero, pues ya no tiene tu merced otro medio, sino morir o amar, mucha razón es que se escoja por mejor aqu<strong>el</strong>lo que en<br />

sí lo es. [68]<br />

ALISA.- ¿En qué andas acá, vezina, cada día?<br />

CELESTINA.- Señora, faltó ayer vn poco <strong>de</strong> hilado al peso e vín<strong>el</strong>o a cumplir, porque di mi palabra e, traydo, voyme. Que<strong>de</strong><br />

Dios contigo.<br />

ALISA.- E contigo vaya.<br />

ALISA.- Hija M<strong>el</strong>ibea, ¿qué quería la vieja?<br />

MELIBEA.- Ven<strong>de</strong>rme vn poquito <strong>de</strong> solimán.<br />

ALISA.- Esso creo yo más, que lo que la vieja ruyn dixo. Pensó que recibiría yo pena <strong>de</strong>llo e mintiome. Guarte, hija, <strong>de</strong>lla,<br />

que es gran traydora. Que <strong>el</strong> sotil ladrón siempre ro<strong>de</strong>a las ricas moradas. Sabe esta con sus trayciones, con sus falsas<br />

mercadurías, mudar los propósitos castos. Daña la fama. A tres vezes, que entra en vna casa, engendra sospecha.<br />

LUCRECIA. (Aparte).- Tar<strong>de</strong> acuerda nuestra ama.<br />

ALISA.- Por amor mío, hija, que si acá tornare sin verla yo, que no ayas por bien su venida ni la recibas con plazer. Halle en<br />

ti onestidad en tu respuesta e jamás boluerá. Que la verda<strong>de</strong>ra virtud más se teme, que espada.<br />

MELIBEA.- ¿Dessas es? ¡Nunca más! Bien hu<strong>el</strong>go, señora, <strong>de</strong> ser auisada, por saber <strong>de</strong> quien me tengo <strong>de</strong> guardar.<br />

[69]<br />

El aucto onzeno<br />

ARGUMENTO DEL ONZENO AUTO<br />

Despedida <strong>C<strong>el</strong>estina</strong> <strong>de</strong> M<strong>el</strong>ibea, va por la calle sola hablando. Vee a Sempronio e a Pármeno que van a la Magdalena por su<br />

señor. Sempronio habla con Calisto, Sobreuiene <strong>C<strong>el</strong>estina</strong>. Van a casa <strong>de</strong> Calisto. Declárale <strong>C<strong>el</strong>estina</strong> su mensaje e negocio<br />

recaudado con M<strong>el</strong>ibea. Mientra <strong>el</strong>los en estas razones están, Pármeno e Sempronio entre sí hablan. Despí<strong>de</strong>se <strong>C<strong>el</strong>estina</strong> <strong>de</strong><br />

Calisto, va <strong>para</strong> su casa, llama a la puerta. Elicia le viene a abrir. Cenan e vanse a dormir.<br />

CALISTO, CELESTINA, PÁRMENO, SEMPRONIO, ELICIA.<br />

CELESTINA.- ¡Ay Dios, si llegasse a mi casa con mi mucha alegría acuestas! A Pármeno e a Sempronio veo yr a la<br />

Magdalena. Tras <strong>el</strong>los me voy e, si ay no estouiere Calisto, passaremos a su casa a pedirle las albricias <strong>de</strong> su gran gozo.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!