13.07.2013 Views

La Celestina - 10 reglas de oro para el exito

La Celestina - 10 reglas de oro para el exito

La Celestina - 10 reglas de oro para el exito

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

cayó. De la triste cayda sus más escondidos sesos quedaron [213] repartidos por las piedras e pare<strong>de</strong>s. Cortaron las hadas sus<br />

hilos, cortáronle sin confessión su vida, cortaron mi esperança, cortaron mi gloria, cortaron mi compañía. Pues ¿qué cru<strong>el</strong>dad<br />

sería, padre mío, muriendo él <strong>de</strong>speñado, que viuiese yo penada? Su muerte combida a la mía, combídame e fuerça que sea<br />

presto, sin dilación, muéstrame que ha <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>speñada por seguille en todo. No digan por mí: a muertos e a ydos... E assí<br />

contentarle he en la muerte, pues no tuue tiempo en la vida. ¡O mi amor e señor Calisto! Espérame, ya voy; <strong>de</strong>tente, si me<br />

esperas; no me incuses la tardança que hago, dando esta vltima cuenta a mi viejo padre, pues le <strong>de</strong>uo mucho más.» ¡O padre<br />

mío muy amado! Ruégote, si amor en esta passada e penosa vida me has tenido, que sean juntas nuestras sepulturas: juntas nos<br />

hagan nuestras obsequias. Algunas consolatorias palabras te diría antes <strong>de</strong> mi agradable fin, coligidas e sacadas <strong>de</strong> aqu<strong>el</strong>los<br />

antigos libros, que tú por más aclarar mi ingenio me mandauas leer; sino que ya la dañada memoria con la grand turbación me<br />

las ha perdido e avn porque veo tus lágrimas malsofridas [214]<strong>de</strong>cir por tu arrugada haz. Salúdame a mi cara e amada madre:<br />

sepa <strong>de</strong> ti largamente la triste razón porque muero. ¡Gran plazer lleuo <strong>de</strong> no la ver presente! Toma, padre viejo, los dones <strong>de</strong> tu<br />

vegez. Que en largos días largas se sufren tristezas. Rescibe las arras <strong>de</strong> tu senectud antigua, rescibe allá tu amada hija. Gran<br />

dolor lleuo <strong>de</strong> mí, mayor <strong>de</strong> ti, muy mayor <strong>de</strong> mi vieja madre. Dios que<strong>de</strong> contigo e con <strong>el</strong>la. A él ofrezco mi ánima. Pon tú en<br />

cobro este cuerpo, que allá baxa.<br />

[215]<br />

Veynte e vn aucto<br />

ARGUMENTO DEL VEYNTE E VN AUTO<br />

Pleberio, tornado a su cámara con grandíssimo llanto, preguntale Alisa su muger la causa <strong>de</strong> tan súpito mal. Cuéntale la<br />

muerte <strong>de</strong> su hija M<strong>el</strong>ibea, mostrándole <strong>el</strong> cuerpo <strong>de</strong>lla todo hecho pedaços e haziendo su planto concluye.<br />

PLEBERIO, ALISA.<br />

ALISA.- ¿Qué es esto, señor Pleberio? ¿Por qué son tus fuertes alaridos? Sin seso estaua adormida <strong>de</strong>l pesar que oue, quando<br />

oy <strong>de</strong>zir que sentía dolor nuestra hija; agora oyendo tus gemidos, tus vozes tan altas, tus quexas no acostumbradas, tu llanto e<br />

congoxa <strong>de</strong> tanto sentimiento, en tal manera penetraron mis entrañas, en tal manera traspasaron mi coraçón, assí abiuaron mis<br />

turbados sentidos, que <strong>el</strong> ya rescibido pesar alançé <strong>de</strong> mí. Vn dolor sacó otro, vn sentimiento [216] otro. Dime la causa <strong>de</strong> tus<br />

quexas. ¿Por qué maldizes tu honrrada vegez? ¿Por qué pi<strong>de</strong>s la muerte? ¿Por qué arrancas tus blancos cab<strong>el</strong>los? ¿Por qué<br />

hieres tu honrrada cara? ¿Es algún mal <strong>de</strong> M<strong>el</strong>ibea? Por Dios, que me lo digas, porque si <strong>el</strong>la pena, no quiero yo viuir.<br />

PLEBERIO.- ¡Ay, ay, noble muger! Nuestro gozo en <strong>el</strong> pozo. Nuestro bien todo es perdido. ¡No queramos más biuir! E<br />

porque <strong>el</strong> incogitado dolor te dé más pena, todo junto sin pensarle, porque más presto vayas al sepulcro, porque no llore yo solo<br />

la pérdida dolorida <strong>de</strong> entramos, ves allí a la que tú pariste e yo engendré, hecha pedaços. <strong>La</strong> causa supe <strong>de</strong>lla; más la he sabido<br />

por estenso <strong>de</strong>sta su triste siruienta. Ayúdame a llorar nuestra llagada postremería. ¡O gentes, que venís a mi dolor! ¡O amigos e<br />

señores, ayudáme a sentir mi pena! ¡O mi hija e mi bien todo! Cru<strong>el</strong>dad sería que viua yo sobre ti. Más dignos eran mis sesenta<br />

años, <strong>de</strong> la sepultura, [217] que tus veynte. Turbose la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l morir con la tristeza, que te aquexaua. ¡O mis canas, salidas<br />

<strong>para</strong> auer pesar! Mejor gozara <strong>de</strong> vosotras la tierra, que <strong>de</strong> aqu<strong>el</strong>los ruuios cab<strong>el</strong>los, que presentes veo. Fuertes días me sobran<br />

<strong>para</strong> viuir; ¿quexarme he <strong>de</strong> la muerte? ¿Incusarle he su dilación? Quanto tiempo me <strong>de</strong>xare solo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> ti, fálteme la vida,<br />

pues me faltó tu agradable compañía. ¡O muger mía! Leuántate <strong>de</strong> sobre <strong>el</strong>la e, si alguna vida te queda, gástala comigo en<br />

tristes gemidos, en quebrantamiento e sospirar. E si por caso tu espíritu reposa con <strong>el</strong> suyo, si ya has <strong>de</strong>xado esta vida <strong>de</strong> dolor,<br />

¿por qué quesiste que lo passe yo todo? En esto tenés ventaja las hembras a los varones, que pue<strong>de</strong> vn gran dolor sacaros <strong>de</strong>l<br />

mundo sin lo sentir o a lo menos per<strong>de</strong>ys <strong>el</strong> sentido, que es parte <strong>de</strong> <strong>de</strong>scanso. ¡O duro coraçón <strong>de</strong> padre! ¿Cómo no te quiebras<br />

<strong>de</strong> dolor, que ya quedas sin tu amada here<strong>de</strong>ra? ¿Para quien edifiqué torres? [218] ¿Para quien adquirí honrras? ¿Para quien<br />

planté árboles? ¿Para quien fabriqué nauíos? ¡O tierra dura!, ¿cómo me sostienes? ¿Adon<strong>de</strong> hallará abrigo mi <strong>de</strong>sconsolada<br />

vegez? ¡O fortuna variable, ministra e mayordoma <strong>de</strong> los temporales bienes!, ¿por qué no executaste tu cru<strong>el</strong> yra, tus mudables<br />

ondas, en aqu<strong>el</strong>lo que a ti es subjeto? ¿Por qué no <strong>de</strong>struyste mi patrimonio? ¿Por qué no quemaste mi morada? ¿Por qué no<br />

asolaste mis gran<strong>de</strong>s heredamientos? Dexárasme aqu<strong>el</strong>la florida planta, en quien tú po<strong>de</strong>r no tenías; diérasme, fortuna flutuosa,<br />

triste la mocedad con vegez alegre, no peruertieras la or<strong>de</strong>n. Mejor sufriera persecuciones <strong>de</strong> tus engaños en la rezia e robusta<br />

edad, que no en la flaca postremería.<br />

¡O vida <strong>de</strong> congoxas llena, <strong>de</strong> miserias acompañada! ¡O mundo, mundo! Muchos mucho <strong>de</strong> ti dixeron, muchos en tus<br />

qualida<strong>de</strong>s metieron la mano, a diuersas cosas por oydas te com<strong>para</strong>ron; yo por triste esperiencia lo contaré, como a quien las

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!