13.07.2013 Views

La Celestina - 10 reglas de oro para el exito

La Celestina - 10 reglas de oro para el exito

La Celestina - 10 reglas de oro para el exito

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

CELESTINA.- Avnque no lo esté, <strong>de</strong>ues, señor, cessar tu razón, dar fin a tus luengas quer<strong>el</strong>las, tratar al cordón como cordón,<br />

porque sepas fazer diferencia <strong>de</strong> fabla, quando con M<strong>el</strong>ibea te veas: no haga tu lengua yguales la persona e <strong>el</strong> vestido.<br />

CALISTO.- ¡O mi señora, mi madre, mi consoladora! Déjame gozar con este mensajero <strong>de</strong> mi gloria. ¡O lengua mía!, ¿por<br />

qué te impi<strong>de</strong>s en otras razones, <strong>de</strong>xando <strong>de</strong> adorar presente la exc<strong>el</strong>lencia <strong>de</strong> quien por ventura jamás verás en tu po<strong>de</strong>r? ¡O<br />

mis manos!, con qué atreuimiento, con quán poco acatamiento teneys y [224] tratays la triaca <strong>de</strong> mi llaga! Ya no podrán<br />

empecer las yeruas, que aqu<strong>el</strong> crudo caxquillo traya embu<strong>el</strong>tas en su aguda punta. Seguro soy, pues quien dio la herida la cura.<br />

¡O tú, señora, alegría <strong>de</strong> las viejas mugeres, gozo <strong>de</strong> las moças, <strong>de</strong>scanso <strong>de</strong> los fatigados como yo! No me fagas más penado<br />

con tu temor, que faze mi vergüença. Su<strong>el</strong>ta la rienda a mi contemplación, déxame salir por las calles con esta joya, porque los<br />

que me vieren, sepan que no ay más bienandante hombre que yo.<br />

SEMPRONIO.- No afistoles tu llaga cargándola <strong>de</strong> más <strong>de</strong>sseo. No es, señor, <strong>el</strong> solo cordón <strong>de</strong>l que pen<strong>de</strong> tu remedio.<br />

CALISTO.- Bien lo conozco; pero no tengo sofrimiento <strong>para</strong> me abstener <strong>de</strong> adorar tan alta empresa. [225]<br />

CELESTINA.- ¿Empresa? Aqu<strong>el</strong>la es empresa, que <strong>de</strong> grado es dada; pero ya sabes que lo hizo por amor <strong>de</strong> Dios, <strong>para</strong><br />

guarecer tus mu<strong>el</strong>as, no por <strong>el</strong> tuyo, <strong>para</strong> cerrar tus llagas. Pero si yo viuo, <strong>el</strong>la boluerá la hoja.<br />

CALISTO.- ¿E la oración?<br />

CELESTINA.- No se me dio por agora.<br />

CALISTO.- ¿Qué fue la causa?<br />

CELESTINA.- <strong>La</strong> breuedad <strong>de</strong>l tiempo; pero quedó, que si tu pena no afloxase, que tornasse mañana por <strong>el</strong>la.<br />

CALISTO.- ¿Afloxar? Entonce afloxará mi pena, quando su cru<strong>el</strong>dad.<br />

CELESTINA.- Asaz, señor, basta lo dicho e fecho. Obligada queda, segund lo que mostró, a todo lo que <strong>para</strong> esta<br />

enfermedad yo quisiere pedir, según su po<strong>de</strong>r. Mirá, señor, si esto basta <strong>para</strong> la primera vista. Yo me voy. Cumple, señor, que si<br />

salieres mañana, lleues reboçado vn paño, porque si <strong>de</strong>lla fueres visto, no acuse <strong>de</strong> falsa mi petición. [226]<br />

CALISTO.- E avn cuatro por tu seruicio. Pero dime, pardios, ¿passó más? Que muero por oyr palabras <strong>de</strong> aqu<strong>el</strong>la dulce boca.<br />

¿Cómo fueste tan osada, que, sin la conocer, te mostraste tan familiar en tu entrada e <strong>de</strong>manda?<br />

CELESTINA.- ¿Sin la conoscer? Quatro años fueron mis vezinas. Tractaua con <strong>el</strong>las, hablaua e reya <strong>de</strong> día e <strong>de</strong> noche.<br />

Mejor me conosce su madre, que a sus mismas manos; avnque M<strong>el</strong>ibea se ha fecho gran<strong>de</strong>, muger discreta, gentil.<br />

PÁRMENO.- Ea, mira, Sempronio, que te digo al oydo.<br />

SEMPRONIO.- Dime, ¿qué dizes?<br />

PÁRMENO.- Aqu<strong>el</strong> atento escuchar <strong>de</strong> <strong>C<strong>el</strong>estina</strong> da materia <strong>de</strong> alargar en su razón a nuestro amo. Llégate a <strong>el</strong>la, dale <strong>de</strong>l pie,<br />

hagámosle <strong>de</strong> señas que no espere más; sino que se vaya. Que no hay tan loco hombre nacido, que solo mucho hable.<br />

CALISTO.- ¿Gentil dizes, señora, que es M<strong>el</strong>ibea? Paresce que lo dizes burlando. ¿Ay nascida su par en <strong>el</strong> mundo? ¿Crió<br />

Dios otro mejor cuerpo? ¿Pué<strong>de</strong>nse pintar tales faciones, <strong>de</strong>chado <strong>de</strong> hermosura? Si oy fuera viua Elena, por [227] quien tanta<br />

muerte houo <strong>de</strong> griegos e troyanos, o la hermosa Pulicena, todas obe<strong>de</strong>scerían a esta señora por quien yo peno. Si <strong>el</strong>la se hallara<br />

presente en aqu<strong>el</strong> <strong>de</strong>bate <strong>de</strong> la mançana con las tres diosas, nunca sobrenombre <strong>de</strong> discordia le pusieran. Porque sin contrariar<br />

ninguna, todas concedieran e vivieran conformes en que la lleuara M<strong>el</strong>ibea. Assí que se llamara mançana <strong>de</strong> concordia. Pues<br />

quantas oy son nascidas, que <strong>de</strong>lla tengan noticia, se maldizen, quer<strong>el</strong>lan a Dios, porque no se acordó <strong>de</strong>llas, quando a esta mi<br />

señora hizo. Consumen sus vidas, comen sus carnes con embidia, danles siempre crudos martirios, pensando con artificio<br />

ygualar con la perfición, que sin trabajo dotó a <strong>el</strong>la natura. D<strong>el</strong>las, p<strong>el</strong>an sus cejas con tenazicas e pegones e a cor<strong>de</strong>lejos; <strong>de</strong>llas,<br />

buscan las doradas yeruas, rayzes, ramas e flores <strong>para</strong> hazer lexías, con que sus cab<strong>el</strong>los semejassen a los <strong>de</strong>lla, las caras<br />

martillando, enuistiéndolas en diuersos matizes con vngüentos e vnturas, aguas fuertes, posturas blancas e coloradas, que por<br />

evitar prolixidad no las cuento. Pues la [228] que todo esto falló fecho, mirá si merece <strong>de</strong> vn triste hombre como yo ser seruida.<br />

CELESTINA.- Bien te entiendo, Sempronio. Déxale, que él caerá <strong>de</strong> su asno. Ya acaba.<br />

CALISTO.- En la que toda la natura se remiró por la fazer perfeta. Que las gracias, que en todas repartió, las juntó en <strong>el</strong>la.<br />

Allí hizieron alar<strong>de</strong> quanto más acabadas pudieron allegarse, porque conociessen los que la viessen, quanta era la gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong><br />

su pintor. Solo vn poco <strong>de</strong> agua clara con vn ebúrneo peyne basta <strong>para</strong> exce<strong>de</strong>r a las nacidas en gentileza. Estas son sus armas.<br />

Con estas mata e vence, con estas me catiuó, con estas me tiene ligado e puesto en dura ca<strong>de</strong>na.<br />

CELESTINA.- Calla e no te fatigues. Que más aguda es la lima, que yo tengo, que fuerte essa ca<strong>de</strong>na, que te atormenta. Yo<br />

la cortaré con <strong>el</strong>la, porque tú que<strong>de</strong>s su<strong>el</strong>to. Por en<strong>de</strong>, dáme licencia, que es muy tar<strong>de</strong>, e déxame lleuar <strong>el</strong> cordón, porque tengo<br />

<strong>de</strong>l necessidad.<br />

CALISTO.- ¡O <strong>de</strong>sconsolado <strong>de</strong> mí! <strong>La</strong> fortuna aduersa me sigue junta. Que contigo o con <strong>el</strong> cordón o con entramos quisiera<br />

yo estar acompañado esta noche luenga e escura. Pero, pues [229] no ay bien complido en esta penosa vida, venga entera la<br />

soledad. ¡Moços!, ¡moços!

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!