Capítulo Primero

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DE LOS BIENES
la explotación; al encargarse de crearlas, no hacen más qne
encargarse de una empresa de trabajos públicos ejecutados
por ordelt, por los planos, bajo la dirección y por cuenta
del Estado, el cual los recibe al ser concluidos é indemniza
á las com paflías, concediéndoles por un plazo determinado
la percepción sohre el camino de fierro de todos los portazgos
ó precios de transporte de viajeros y mercancías, según
ciertas tarifas acordadas de antemano por las partes contra·
rentes. Nosotros hacemos nuestras resérvas acerca dp. esta
doctrina. Por el mómento la aceptamos para ver las éonsecuencias
que la corte deduce de ella. El derecho de la·s
compa/Has, limitado como está á los productos de los ca·
minos de fierro, es distinto dé la propiedad de estos caminos,
inmediatamente adquirida por el Estado, y no partici·
pa en nada de la naturaleza inmobiliaria de esta propiedad.
Siguese además de esto, dice la corte, que el goce de las
compaflías, sea cuales fueren su duración é importancia no
tiene los caracteres de un desmembramiento de la pro pie -
dad; no es ni uu usufructo, ni una enfiteusis, ni un dere
cho real sea el que fuere, siendo un derecho semejante
contrario á los principios que aseguran la conservaciÓt} y h
integridarj del dominio público. La conclusión es que los
derechos de las compaflías son puramente mohiliarios (1).
En nuestra doctrina, y una vez admitida la premisa, esto
no da lugar á dudas. Pero si se admité, con la jurisprudencia
de la corte de casación, que el hecho actual es lo
que decid~si una cosa es mohiliaria ó inmobiliaria, ¿no hay
contradicción en resolver que el camino dé fierro, inmue·
ble por naturaleza, es mueble?
1 Sentenoia