Capítulo Primero

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acceden á la colmena. El código ha reM.azado el principio
de Pothier en lo referente á las ahejas; por B,te hecho lo
ha desechado respecto á los conejos, piellOn9< y rp.~ca,lC)s;
en efecto, pone en la misma lí[lea á todos e,l,;s animales,
colocando á las abejas entre los conejos y los pescados. Por
otra parte, el art. n24 es formal; coloca á los pichones,
conejos y peces entre los inmuebles, porque han sido pues·
tos por el propietario para el servicio y la explotación del
fundo. Así, pues, se trata de destino agrícola y no de ac·
cesión. Puede criticarse la ley como lo hace Marcadé, pero
ante todo hay que observarla (1). Es inútil detenernos en
estas críticas,. pnesto que ninguna importancia tienen en la
a plicación de la ley.
Todos los autores nacen notar qUé los cnnejos que se ha·
llan bajo la mano del hombre en las madrigueras son mue'
bles, lo mismo que los pichones y los pescados de un víVd'
ro. A primera vista, esto parece confirmar la doctrina de
la al)cesión. En realidad, esto es la aplicación de un princi,
pio general on,materia de inmovilización por destino agríco·
la. La agricultura es lo que inm'lviliza; luego es precis~
que los animales esté" ullido~ á U[l fundo agrícola; si están
separados del fundo y bajo la mano del hombre, sirveu áés·
te más que aHundo, por lo tanto, conservan su caracter de
muebles.
IV. De los utensilios aratol'ios.
4n1. ¿Qué es lo que se enticn,le por utensilios aratorios?
La palabra debe tomarse en la más am rlia acepción; comprende
todo lo que sirve p~ra el cultivo, alí e3 qua no so
lamente los instrumentos de labranza, sino también todo
lo que sirve para efectuar la cosecha. De aquí se infiere
1 DemolomlJ~, t. 4"', p_ 154. nÚ f l1. 275. IIenuI~(]nill, t. 1", ps. 3L33'
Marcadé, t. 2", p. 330 (art. 5~b, núm. 1).