Capítulo Primero

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DE LOS BIEN~5
arrendatario los hubiera colocado en el fundo en virtud
de una cláusula del arrendamiento. Hay un motivo pat'a
dudar en este caso; se podría objetar quP, los animales están
ligados al fundo por el propietario, supuesto que éste
ha estipulado que en él se colocasen. El lagislador podría
tener en cuenta esta cQnsideración; el intérprete nó, porque
la leyes formal: los animalé, no se vuelven inmuebles, en
caso de arrendamiento, sino cuando el propietario los en
trp.ga al arrendatario (1).
Puede suceder que el arre1)datario sea á un tiémpo mis
mo propietario: él emplea algUFlOs animales en el cultivo de
las tierras que le pertenecen y de las que tiene en arrenda·
miento. ¿Estos animales son inmuebles? U na sentencia de
la corte - de Bruselas los ha considerado corno inmuebles,
por motivo de que la parte principal de la explotaeión agrícola
consistía en tierras que pertenecían al arrendatario, que
las tierras alquiladas no eran más que un accesorio y debían
seguir á lo principal, que, por lo tml_o, no se podía tomarlas
en consideración para declarar mu~bles el todo ó una
parte de los animales (2). Dudamos que ese sea el verdade
1'0 motivo para. decidir. El interés de la agricultura es lo
que inmoviliza, y el propietario es el úni~o que tiene el de·
recho de representar aquel interés. Luego los animales ligados
al cultivo por el propietario son inmuebles; mientra~
que los que el arreüdatario emplea permanecen muebles.
Si en alguna explotación agrlcola hay terrenos alquilados,
los animales qne sirven para cultivar esos terrenos, permanecen
muebles, mientras que los que sirven para el cultivo
de los fundos que pertenecen al cultivador son inmuebles.
Poco importa si la mayor parte de las tierras estaba ó nó en
arrendamiento, porque no por esto los animales necesarios
1 r,¡eja, J..l de FOCll'lll'O .le 1831 (Palierisi", 1824, p. 48), Y Dalloz'
Bienes, uúru. 65).
,~ Bruselas, 31