Capítulo Primero

D1< LOS INMÚtBLES 65D
al cultivo de las tierras que pertenecen en propio al arrendatar;o
dejarán de ser inmuebles. Así, pues, la regla rle lo
princípal j' de lo accesorio no es lo qU'3 resuelve la cues·
tión. sino el destino que el propietario ó el arr8ndatario da
á los animales. En el sistema de la corte tic Bruselas, habría
que decir que los animales necesarios al cultivo de las tierras
que son la propiedad del cultivarlor se"iw muebles, si
éstas formasen la parte más pequelía de h explotación agrícola:
lo que es contrario, tanto al texto eo,uo al espíritu do
la ley.
1I. De las colmenas.
448. El art. !:í24 declara á las colmenas para producir
miel inmuebles, cuando han sido puestas por el propietario
para el servicio y la explotación del funóo. Pothier las considera
como muebles. Cierto es que la colmena es mueble;
las abejas son también muebles y no podrían volverse
inmuebles sino á título de accesión al fundo, lo mismo que
los conejos, pichones y peces de los que pronto hablaremos:
siendo acresorios de un objeto mobiliario, conservan
su natur~leza mobiliaria. Este era el razonamieuto de Po·
thier, y era muy jurídico, cuando se coloca uno en el puno
to de vista de la acc~si6n. Si el có ligo civil las declara in·
muebles, es porque sigue un principio diferente. En el artículo
1524, no se trata de la inmovilización por accesión; la
ley declara en ese artículo á ciertos objetos inmuebles por
el destino agrícola; así, pues, las colme:Jas se vuelven in·
muehles como formando parte de la explotación agrlcola (1.1.
449. En el consejo de Estado, Pelet ce la Lozore pidió qne
se declararan inmuebles los gusanos de seda, como partes
1 Potbiel', C'.')f¡]u,¡idad, llÍJm. 4-:!. Dnr¡lIItoll, t.. 4':', IlÚBl. 61; lleUlle­
(luill, t. 1''', p. 32. Dcmolomue, yaeila entre el principio do la acC('_
sión y el del destino (t, 0°, p. 135, núm. ~77).