Capítulo Primero

692 !lE LOS BIENES
el legislador la establezca. Cesando la ~ausa, el efecto debe
cesar. ¿Cuál es la causa de la inmovilización? Hay que dis·
tinguir los dos casos de inmovilización. Cuando se hace por
perpetua estancia, depende enteramente de la voluntad Jel
propietario, con tal que éste manifieste su voluatad de la
manera determinada por la ley. Luego la voluntad del propietario
puede también movilizar los objetos que habla in·
movilizado. Basta que él desprenda los objetos del fundo al
cual están adheridos para qll~ ee3e la 'inmovilización. Ni
siquiera es necasario que el ¡J"':Jr811llimieuto sea real y ae
tual; desde el momento en que, en un contrato ó en un le
gado, las cosas inmovilizadas se consi,leran como que deben
ser desprendidas del suelo, cesan de ser inllluebles: h ven
ta ó el legado de los Qujetos mobiliarios illmovilizauos pOI'
perpetua estancia les devuelve illme:liatamente la calida,l do
muebles. Puede aplicarse aquí por analogía lo que hemos
dicho de la inmovilización pOI' incorporación (nú;ns. 421
y q28.
En la inmovilización, por destino agrlc01a ó in,lllstdal,
dos elementos concurren; el interés de la agricultllra ó oc
la industria, y la voluntad del propietario. Supuest 1 (Iue el
propietario puede inmovilizar desde el momento en que hay
un interés agrícola ó industrial, puede también hacer cesar
esta inmovilización por una voluntad c0ntraria. Un propie
tario cultiva su fundo; los animales fijos al cultivo son in
muebles. Muere y sus hijos no quieren Mntinull' la explo
tación; ellos se proponea vender las tierras; esta volnntt'¡
es suficiente para movilizar los animales y los utensilios ara·
torios. De cualquiera manera que se manifieste la voluntad
de movilizar los inmuebles por destino, ella hará cesar la
inmovilización. El propietario vende el gavado ligado al
cultivo; el industrial vende las máquinas colocadas en su
fábric~; la venta movilizará inmediatamente los obj etos que