Capítulo Primero

DE LOS INMUJlBLES
blece hasta prueba en cont¡;¡¡rio, r¡ue los animales están
inmoviliz1dos por destinu adrícola.
Estos principios reciben su aplicación, aun cuando los
animales entreg~dos al arrendatario hubiesen siúo estimarlos.
En el antiguo derecho, la cuestión era debatida. Se invo·
caba el atlagio que dice que la esümaciófl equivale á venh.
Pero este adagio no es ciert" sino cuando la parte r¡ue entrega
ohjetos mobiliarios valorizados tiene interes en que
se vuelvan propiedad del que los recibe; mientras que
en el cheptel, el arrentlador está interesado en r¡ue los ani·
males sigan sienúo ,le su propiedatl, PQrr¡ue si se volvieran
propiedad del arrendatario, serían muebles, y podrían, por
consiguiente, ser embargados sin el fundo, lo r¡1l0 comprometería
la explotación y p"r lo tanto, los intereses del arren
dador. Tal era la opinión de La Tllaumassiére, adoptada
por Pothier; el código civil la ha consagrado por estos té!'
minos del art. 5~2: estimarlos ó nó. Y en el título del
Arrendamiento, el art, 1.8:2:2, dice formalmente que la
estimación del cheptel dado el arrondatario no le trasfie
re su propiedad; en el utulo del Arrendamiento, diremos
. cuál es el efecto.
';e ha fallado, por aplicación de estos principios, r¡ue los
animale, dados en cheptel son inmuebles, aún cuando no
se les emplee en el c,ull.ivo de hR tierras, si sirven para con·
sumir 1')8 forrajes ó si procura:] abonos. A Bstel títul", los
anim"les jóvenes cria,los el; los ¡"minios son igualmente
inmu~bles, porque sun útiles al cultivo por los alJonos que
proporcionan.
445. Nosotros hemos dieho que, en el caso previsto por
el arto 522, la inmovilización es convencion~l. ¿Pero tiene
que ser expresa la convención? La corte de Bruseias así lo
ha fallado. Puede decirse en favor de esta decisión que la
inmovilización es uua ficción, luego es una excepción no so-