Capítulo Primero

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incorporación al suelo lo que los inmoviliza, sino el empleo
actual á que se destinan. No hay duda alguna acerca de
todos estos puntos, luego es inútil insistir.
Núm. 2. De la inmovilización industrial.
l. Principios.
460. Los principies que rigen la inmovilización agrícola
se aplican también á la industrial. Ss necesita, pues, que
los objHtos mobiliarios estén colocados en un fundo in,justrial
para su servido y explotación. Se necesita que haya
un inmueble para que pueda tratarse de la inmovilización
industrial; el interés de la industria es lo que inmoviliz~;
pero dicho inte"és no puede inmovilizar objetos mebiliarios
sino en tanto que se emplean en el servicio de un inmueble
industrial.
En esto sentido, el art. 024 dice que son inmuebles los
utensilios necesarios para la explotación ne fundicÍtJDes, papelerlas
y otras fáhricas. La palabra fábrica debe t(¡marse
en el más amplio sentid,); se af'li"a ü todo establecimiento
industrial, eOll tal qil'~ haya edificiús construido; ó
apropiados para ejercer una industria. Ell este sentido, el
iut",'és de la indnstria exige Ilue los utensilios CUai'ld'¡ Jiera
que sirvan para el est~blecimi"ntu no puodljn desprelJdel'se
de él (1 '.
Este principio tiene más importancia para la inrr.ovilización
industrial que pa"a la agrlcola. La agrkultura supone
necesariamente un fundo de tierra, es decir, un inmueble
por naturaleza, mientras que la industria no supone necesariamente
un fundo industrial, l)lldiendo muy bien ejercer~e
la industria en un ediliCio ó departamento destinado á la
habitación de la persona. Bien que en este caso, la inrlus-
1 Aubry y RRU, t. 2:, ps_ 16 y 17, nota 57.