CULTURA - CREA - Universidad UNIACC

La Universidad entrega métodos y herramientas que nos permiten dedicarnos a una
actividad profesional determinada. Su enseñanza llega más allá, porque se egresa
de ella para entrar a un mundo distinto, el de las personas cuyos intereses son
más amplios que los del trabajo y la dedicación a un quehacer teórico y práctico.
A los conocimientos profesionales se añade el saber general, la reflexión sobre
naturaleza y sociedad, el goce en la creación que marca al hombre como único
artista entre todos los vivientes, al menos en el Universo conocido. En resumen, la
Universidad nos entrega la llave de un mundo infinitamente más rico que nos hace
vivir valores que van más allá del logro económico, y que le dan a éste un sentido
profundo.
Esta cultura, que llamamos, y repito que es falta de un término mejor, alta,
es imprecisa en sus límites e infinita en su alcance. Más que una suma de
conocimientos, es una visión distinta de la sociedad y del mundo, es una manera
crítica de entender la creación del hombre y un refinamiento en el goce producido
por lo que llega a nuestros sentidos o a nuestro intelecto. La alta cultura no es
solamente percibir las infinitas variaciones del Clavecín Bien Temperado, es también
dejarse arrastrar por las hiperbólicas marejadas de una sinfonía romántica, o gozar
de la pintura primitiva de un niño, o de una tribu. Es un enfrentarse al mundo
con mayor sensibilidad, y con mayor sentido crítico, es saber distinguir oro de
oropel, sin por ello dejar de reconocer el encanto del oropel, es conmoverse por
el increíble juego de luces que puede haber en una catedral o en un jardín, es vivir
una realidad que permanecerá en el tiempo, mantenida por su propia perfección, y
no dejarse engañar por pequeños juegos que se disuelven en el tiempo en cuanto
han cumplido su mínima función comercial.
La cultura, es lo que nos sirve para sentirnos integrados a una larga sucesión de
intelectuales, artistas y poetas. Es una actitud. Precisa de conocimientos, que son
los referentes, los puntos de comparación, los modelos que nos permiten ver y
decidir. Pero no es el conocimiento el que hace la cultura, que no es necesariamente
erudición, es nuestra comprensión de ese conocimiento, es nuestro modo de
enfrentarnos a lo viejo y a lo nuevo, es nuestra tolerancia, nuestra crítica y nuestra
compasión.
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