CULTURA - CREA - Universidad UNIACC

Creo razonable suponer que el que quiere ser culto está en un mal camino, o al
menos en una mala semántica. Nadie se recibe de culto, en la forma en que Don
Quijote de la Mancha se recibió de caballero velando las armas. La cultura llega
como llegan el amor, o el desengaño, sin aviso y sin que el que la sufre sepa muy
bien lo que sucedió, o cómo. Es, desde luego, conocimiento, pero ya veíamos es
más que eso. Es actitud de pertenencia a determinado mundo, y comprensión de
valores fundamentales. Es reconocer la importancia de la cultura de cada grupo,
pero necesidad de ir más allá de sus propias fronteras.
Para ser culto no se precisa hablar la culta latiniparla, pero es necesario saber a qué
se refiere esa burla, no es necesario haber leído a César, o a Petronio, en el original,
pero hay que saber relacionarlos. La cultura llega sola, sin que se la busque, y se
manifiesta en lenguaje y actitud. Actitud de interés y de discriminación, que tiene
claro lo importante y lo intrascendente, lenguaje preciso y rico, no solamente en el
vocabulario, sino en el decir, en la forma de servirse de la voz y del gesto.
El mundo académico es un buen punto de partida, para el que no buscó antes.
Llegar a la Alta Cultura suena un tanto pretencioso y un poco idiota. Pese a ello es la
forma de comunicación que se espera de un profesional de prestigio. Sobre todo,
no puede ser un camino muy claramente trazado. Es, no una meta, sino un devenir,
un esperar un mundo de mayor armonía, y de mayor elegancia, en el mejor sentido
de la palabra. Podemos no saber definir la alta cultura, como no sabemos definir
la belleza, o el amor. Pero nadie duda de ellos cuando los encuentra. Finalmente,
es necesario tener presente que cultura es lo que queda cuando hemos olvidado
todo lo aprendido.
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