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REBELDIA 40.qxp 21/04/2006 01:42 p.m. PÆgina 54 Bienvenidos los enemigos Adriana López Monjardin Al comenzar a caminar el México de abajo, los adherentes de la Otra Campaña identifican a cada paso a los responsables de su dolor y su rabia. Los enemigos ya estaban ahí desde antes; y quienes se organizan para participar en una multitud de asambleas donde el Delegado Zero es testigo y compañía, ya lo sabían, porque ya habían topado con ellos. La diferencia es que ahora los nombran juntos y en voz alta. En los pueblos rurales arruinados de Puebla, de Querétaro y de Hidalgo, los trabajadores de las maquilas revelan las cadenas que pesan sobre ellos y que enlazan a los capataces de las fábricas donde laboran con los empresarios “reyes de la mezclilla”; quienes sirven, a su vez, a los dueños de las grandes firmas trasnacionales y contribuyen 54 también a engrosar las cuentas de los chicos Wal Mart, herederos de una de las más grandes fortunas del mundo. Descubren entonces, por ejemplo, que ese mismo Wal Mart es responsable del cierre de los mercados y las tienditas de los barrios; y que los gobiernos a su servicio combaten ferozmente a los pequeños vendedores, ya sean nahuas en Tulancingo, mayas en Chichén Itzá, totonacos en Huauchinango o citadinos desde siempre en la ciudad de Puebla. Los cafetaleros de las sierras y los productores de cebada de los valles, también muestran una cadena que desemboca en el mismo lado, y que va desde los coyotes locales que acaparan sus cosechas hasta las empresas trasnacionales (entre las que incluyen a las cerveceras mexicanas) que, escudadas en el libre comercio, impusieron el derrumbe de los precios del café y de la cebada por debajo de los costos de producción; y al final de la historia, vuelven a aparecer los chicos Wal Mart; pero no como comerciantes que venden barato, sino como aquellos que, como lo explica el Delegado Zero, esconden la explotación detrás de las mercancías, y terminan por imponer sus dictados —los del mercado— a todos los trabajadores y los campesinos del planeta.
REBELDIA 40.qxp 21/04/2006 01:42 p.m. PÆgina 55 Lo que arriba llaman “progreso”, dicen los adherentes de la Otra Campaña, nunca es “por México” ni es “para todos”. Mientras los nuevos latifundistas acaparan tierras e imponen condiciones inhumanas a los jornaleros agrícolas en las modernas empresas productoras de hortalizas, cada proyecto de “desarrollo” que emprende el gobierno deja una estela de dolor y rabia entre los campesinos, por el despojo de sus tierras y la destrucción de sus mundos de vida. En Quintana Roo, son los proyectos turísticos, que despedazan a los ejidos y cercan a sus habitantes, incluso con murallas que llegan hasta el mar, como la que fue construida en las tierras arrebatadas a la comunidad de Majahual. Los pueblos del Istmo de Tehuantepec han pasado por todo: la modernización del transporte transístmico dejó a los ferrocarrileros sin empleo y a la gente sin un medio de transporte barato; las granjas camaronícolas, además de destruir las lagunas costeras, amenazan con privatizar tierras comunales; los molinos de viento, que ahora privatizan hasta el aire en beneficio de las trasnacionales, también destruyen el tejido comunitario ahí donde se implanta. En Querétaro, la expansión de las maquilas y las agroempresas amenaza las tierras y las aguas de uso común; por eso los campesinos de Amealco hacen guardias de día y de noche, para evitar que les quiten el agua que da sustento a 63 comunidades rurales. El pueblo de Zapopan, despojado de sus tierras de cultivo mediante presiones, trampas y engaños, y con pagos irrisorios, ahora enfrenta la amenaza de ser borrado del mapa por el “monstruo”: por el aeropuerto de Tizayuca que resulta una obra “prioritaria” para los candidatos de todos los partidos políticos. Con el programa de parcelación de los ejidos que inventó Carlos Salinas de Gortari hace más de una década —y que heredaron sin chistar los sucesivos gobiernos, así como todos los candidatos que aspiran a la presidencia— la existencia de los campesinos y de los pueblos indígenas, como “sobrevivientes” (como dice John Berger), como grupos sociales que han resistido en México durante quinientos años, hoy está amenazada. Una pirámide Los adherentes de la Otra Campaña descubren que México está organizado como una pirámide, que aplasta y cierra el horizonte para los de abajo. Como lo explicó un compañero en Campeche: el problema de ese estado es que hay 200 familias de ricos; dos mil familias al servicio de esos ricos; y 200 mil familias de pobres, oprimidas por los de arriba. Al nombrar a los responsables, al identificar a los enemigos, la Otra Campaña construye su alteridad frente a la política dominante. Rasga el silencio con el que la clase 55 política ha tratado de cubrir las relaciones y los conflictos sociales. Desafía y desborda la paradójica despolitización de la política, que han tratado de establecer las élites al poner en escena una competencia partidista por los cargos del gobierno que oculta las formas fundamentales en las que se organizan la sociedad y la economía en México; que finge que la pirámide de la que hablaba el compañero de Campeche no existe; y que trata, por todos los medios, de hacernos olvidar que esa pirámide está armada con explotación, despojo, desprecio y represión. La despolitización de la política comienza cuando desaparecen las alternativas y campea la alternancia. Comienza cuando las instituciones y las políticas globales, como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio, quedan fuera de la discusión en la escena pública y se aceptan como destino fatal e inmutable. Sigue cuando se imponen las reglas del juego de la llamada “estabilidad macroeconómica” fuera de todo control y toda consulta ciudadana. Son cuestiones “técnicas”, es un asunto de especialistas, dicen todos los de arriba; y esperan que todos los de abajo se conformen con los efectos desastrosos de sus decisiones: empleos precarios, campesinos arruinados, servicios públicos caros y malos. La despolitización de la política culmina cuando las élites de todos los partidos ponen a la “gobernabilidad” como primer punto de su agenda; la “gobernanza”, le dicen los más cosmopolitas, siguiendo las modas europeas para esta temporada. Aquí, por lo menos, no ocultan sus prioridades. Dicen los candidatos a la presidencia que éste será un tema central del debate que van a representar frente a
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