REBELDIA 40.qxp - Indymedia Argentina
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<strong>REBELDIA</strong> <strong>40.qxp</strong> 21/04/2006 01:42 p.m. PÆgina 57<br />
El cambio de arriba: de tepocatas a camejenes<br />
Hace ya algunos meses, el Subcomandante Insurgente Marcos<br />
explicó las reglas del juego de la imposible geometría del<br />
poder. Ahora, con la Otra Campaña caminando nuestro país,<br />
con tantas voces que desde abajo y a la izquierda cuentan las<br />
historias de sus vidas, sus dolores, sus luchas y sus enemigos,<br />
queda más claro por qué la geometría del poder es imposible:<br />
porque tiene una sola dimensión. Ni siquiera puede ser plana.<br />
Porque encubre el arriba y el abajo con trampas como “el bien<br />
de todos” o “la pasión por México”. Porque la clase política,<br />
que a menudo circula a gran velocidad de uno a otro de los<br />
diferentes partidos, construye un discurso y una práctica<br />
pública autorreferencial. Los ciudadanos, por más que llenen<br />
plazas o respondan encuestas, nunca hablan. Vistos desde<br />
arriba, sólo aplauden, votan y se callan. La imposible geometría<br />
del poder también traiciona a la tercera dimensión: a la<br />
historia; y la sustituye con una versión milenarista en la que<br />
todo se congela y todo se sacrifica al servicio de un solo día:<br />
el 2 de julio.<br />
En la imposible geometría del poder no existen los enemigos<br />
y, por tanto, tampoco existen los conflictos sociales.<br />
Los discursos de los candidatos en campaña se construyen<br />
por autorreferencias partidistas (“somos mejores que el de al<br />
lado”). Para interpelar eficazmente a los de abajo, los candidatos<br />
más exitosos conjuran a fantasmas chocarreros: “el<br />
innombrable”; las “víboras prietas y las tepocatas”; los<br />
“comejenes” o las “chachalacas”. Las mismas figuras retóri-<br />
57<br />
cas habitan los discursos de Vicente<br />
Fox en los tiempos del voto útil y los<br />
de López Obrador en los tiempos del<br />
mal menor. El funcionamiento simbólico<br />
del zoológico así invocado es el<br />
mismo en ambos casos: sirve para<br />
depositar todos los males de México<br />
en un ente literalmente impersonal; en<br />
el mejor de los casos, unipersonal; al<br />
mismo tiempo que encubre y protege<br />
a los responsables de todos los agravios,<br />
aún cuando sean los artífices<br />
directos de las políticas aplicadas por<br />
el “innombrable”. Aguerridos en<br />
campaña, los candidatos expulsan a<br />
todos los animales indeseables, al<br />
mismo tiempo que dejan las puertas<br />
abiertas para todos los grupos de las<br />
élites, y no sólo de la clase política y<br />
de los dueños del dinero, sino también<br />
a las élites intelectuales, de los<br />
medios masivos de comunicación o<br />
del mundo del espectáculo. La vertiginosa<br />
circulación de las mismas élites<br />
gobernantes, que emigran de un<br />
partido político hacia el otro, se<br />
expresa como una caricatura en la<br />
ciudad de México, donde los capitalinos<br />
sólo pueden elegir los colores con<br />
que se viste el priísta que pretende<br />
gobernar.<br />
En la imposible geometría del<br />
poder, la explotación no existe. La<br />
economía se reduce a una competencia<br />
entre los candidatos, para ver<br />
quién de ellos diseña el proyecto más<br />
competitivo, capaz de atraer los capitales<br />
que van a generar los empleos<br />
que el país necesita. Al establecer el<br />
trabajo más precario como estándar<br />
para las ganancias del capital en todo<br />
el mundo, los capitalistas y sus<br />
gobiernos se empeñan en desmantelar<br />
las conquistas laborales, alegando<br />
que se trata de “privilegios que frenan<br />
la competitividad”. Lo que está en<br />
juego en México en el 2006 es qué tan<br />
rápido se ponen por escrito (es decir: