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Mundo Narrado IV. La Perspectiva: Un Punto De Vista Sobre El ...

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Oliveira volvía a ver al señor de cabellos blancos, la papada, la cadena de oro. Era<br />

como un camino que se abriera de golpe en la mitad de la pared: bastaba adelantar<br />

un poco un hombro y entrar, abrirse paso por la piedra, atravesar la espesura, salir a<br />

otra cosa. <strong>La</strong> mano le apretaba el estómago hasta la náusea. Era inconcebiblemente<br />

feliz. 13<br />

Es tal la convergencia de perspectivas en este trozo de psiconarración que es difícil, por<br />

ejemplo, decidir la filiación de la metáfora de la felicidad súbita como un camino abierto en<br />

la mitad de la pared: ¿quién formula, efectivamente, la metáfora, Horacio o el narrador Lo<br />

cierto es que la psicoanalogía es un equivalente de la experiencia de Horacio y por tanto<br />

expresa su visión de mundo. Mucho más evidente es la perspectiva figural en el siguiente<br />

pasaje en el que el discurso mismo de Oliveira es transpuesto al modo narrativo, en la<br />

forma de discurso indirecto primero, para luego pasar a discurso indirecto libre —esta<br />

transposición al modo narrativo queda entreverada con fragmentos de discurso directo. Mas<br />

en todas las formas de presentación del discurso de Oliveira, es la perspectiva figural la que<br />

domina:<br />

Cuando, mucho más tarde y cerca del Jardin des Plantes, volvió a la memoria del<br />

día, a un recuento aplicado y minucioso de todos los minutos de ese día, se dijo que<br />

al fin y al cabo no había sido tan idiota sentirse contento mientras acompañaba a la<br />

vieja a su casa. Pero como de costumbre había pagado por ese contento insensato.<br />

Ahora empezaría a reprochárselo, a desmontarlo poco a poco hasta que no quedara<br />

más que lo de siempre, un agujero donde soplaba el tiempo, un continuo impreciso<br />

sin bordes definidos. “No hagamos literatura”, pensó buscando un cigarrillo<br />

después de secarse un poco las manos con el calor de los bolsillos del pantalón. “No<br />

saquemos a relucir las perras palabras, las proxenetas relucientes ...” (149).<br />

Es claro que aquí incluso la deixis de referencia temporal es la de Oliveira y no la del<br />

narrador: el “ahora” no es el ahora de la narración sino el de la experiencia del personaje,<br />

aunque el tiempo gramatical —“empezaría”— corresponda a la narración y no al presente<br />

13 Julio Cortázar, Rayuela, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1977, p. 143.<br />

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