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LOS ALGARROBOS TAMBIEN SUEÑAN 15<br />
tiempo transcurrido" se repiten en la vida uniforme y monótona en que<br />
vegeta el protagonista, a la vez que se le agudizan recuerdos borrosos.<br />
Del mismo modo que en Los algarrobos también sueñan, el autor<br />
nos anticipa la clave última: "En cambio, ahora la certeza de conocer el<br />
final del viaje, de adivinar que retomo al punto de partida, me colma de<br />
una serena felicidad"; así, el próximo rapto 10 lleva a los ojos del niño y<br />
de allí a la posición fetal.<br />
Transcribimos íntegramente este fragmento, pese a su extensión,<br />
porque 10 estimamos básico para el conocimiento de la obra comentada.<br />
Por un lado, la incursión en 10 fantástico se produce por medio del<br />
retomo en el tiempo: madurez-posición fetal; en Los algarrobos<br />
también sueñan: adultez-juventud-niñez; por otro, el pasaje de una<br />
etapa a otra se produce en forma normal, con nexos temporales que<br />
serán paulatinamente reaprehensibles y enfatizados: "Y no me equivocaba.El<br />
último rapto me ha transportado detinttioamente -esta vez con<br />
plena conciencia- al lugar que me corresponde, al destino que ya<br />
presentía. Estoy en un patio enonne, con árboles infinitamente altos<br />
que'dan sombra auna casagigantesca. Comienzo a subir trabajosamente<br />
unos majestuosos escalones de piedra, pero, no obstante la seguridad y<br />
confianza con que me aprestaba al tránsito, tardo algún tiempo en<br />
comprender qlle lo que me rodea no tiene proporciones mayores de lo<br />
nonnal y soy yo quien todo lo observa desde una perspectioa distinta<br />
- ¡al fin recuperada!-, la altura de los ojos del niño que sube gateando<br />
por los altos escalones mientras arrastra tras de sí un oso de juguete de<br />
hirsutos pelos rojizos. He logrado alcanzar el nivel de la amplia galería<br />
bordeada de blancos balustres. En un rincón, tirados uno sobre otros,<br />
veo los soldaditos de plomo. Más allá, el pequeño tren de vagones<br />
destartalados. Me arrastro lentamente hacia ellos, pero, a mitad del<br />
c~mino, me siento de pronto cansado. Todavía no es la hora de la<br />
merienda y tardarán algún rato en traenne la leche. Hay tiempo, pues,<br />
para ecar un sueñito sobre los mosaicos frescos. Cierro los ojos, mas, en<br />
el instante preciso en que voy a abandonanne, un temor me asalta de<br />
repente: inconscientemente he recogido las piernas flexionándolas en<br />
las rodillas y he colocado entre ellas la cabeza abarcándola con los<br />
brazos. Así parezco un feto, lo que me convence de que sólo estoy de<br />
paso en esta estación, y que mi largo viaje de retomo apenas comienza".<br />
En este relato, las etapas precedentes -pensemos en un orden<br />
cronológico invertido- no están ampliamente desarrolladas. De la<br />
madurez y el asalto de dos ataques, saltamos a la infancia. Una<br />
referencia anterior, dada por la contemplación del álbum de fotografías