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72 Virgilio Dfaz Grullón<br />

La lluvia había arreciado bastante cuando Alberto y su<br />

guía alcanzaron el final de las casas y se adentraron en una<br />

zona abierta y despoblada, cubierta de maleza y salpicada de<br />

algunos árboles dispersos.<br />

En ese momento, mientras caminaba confiadamente<br />

detrás del desconocido por aquel paraje solitario, Alberto 8~<br />

preguntaba qué lo había impulsado a seguir las instruceienes<br />

recibidas sin molestarse en realizar las investigaciones mínimas<br />

que la prudencia aconsejaba. Hasta ese momento, las<br />

sesiones de la célula clandestina a la que pertenecía desde que<br />

se integró en la organización se efectuaban en las c~~ de 19s<br />

compañeros que la formaban con el pretexto de que S~<br />

reunían para estudiar. Esta era, pues, la primera ocasión en<br />

que era citado en un lugar que no conocía y por intermedio<br />

de una persona también desconocida. Pero bastó q1Je juan Ie<br />

transmitiera la tarde anterior las instrucciones correspon,<br />

dientes y las consignas para identificar a quien debería<br />

conducirlo al lugar elegido para que él aceptara la situ¡wión<br />

sin vacilar. Aunque en realidad, ésa no era 1'1. pr~s"ntª de<br />

fondo sino más bien una variante -entre cientoll~ de la<br />

interrogante única que venía haciéndose desde hacia un año<br />

sin haber encontrado todavía una respuesta que lo dejara<br />

satisfecho. ¿Qué lo había llevado realmente a incorperarse a<br />

la organización?<br />

Si se detenía en el terreno de lo superficial pudría<br />

encontrar esa respuesta en la serie de incidencias que lo<br />

condujeron a conocer a Víctor y a aceptar la influencia<br />

creciente que ejerció sobre él desde sus primeros contactos.<br />

Pero Alberto sabía que la verdad había que busearla en otra<br />

zona más profunda de su naturaleza, porque conformarse can<br />

esa explicación simple era aceptar algo que siempre había<br />

rechazado: que el azar determinaba el destino de los<br />

hombres.<br />

Mientras caminaba tras su guía, sonrió de pronto al<br />

recordar la conversación banal que había sostenido con<br />

Rafael, un año antes, en la estrecha habitación de la pensión<br />

de estudiantes que ambos compartían. Durante aquella con-

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