tercera epoca - revista hispano-america - Frente de Afirmación ...
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<strong>de</strong> Pidal, revalidándolas con un carácter <strong>de</strong> certeza inatacable.El maestro <strong>de</strong>cía: "la total comprensión históricaexige consi<strong>de</strong>rar la vida <strong>de</strong> un pueblo con un continuoirrompible, dada la realidad <strong>de</strong> su ininterrumpida sucesióngenerativa". I<strong>de</strong>a fecunda, puesto que asienta elproceso <strong>de</strong> tradicionalismo, tan estimado en su investigación.Es este proceso, a su vez, el que le hacía posibleal maestro la prospección <strong>de</strong> lo que él llamaba <strong>de</strong> "psicologíaarqueológica", el instrumento con el que intentabareconstruir el alma <strong>de</strong> los pueblos <strong>de</strong>l pasado y,por medio <strong>de</strong> esa reconstrucción, tratar <strong>de</strong> encontrar unsentido eficaz para el presente.Será en la obra "La España <strong>de</strong>l Cid" don<strong>de</strong> se observamás clara y patente esta finalidad, que corona elsentido <strong>de</strong> su obra. El Cid era un valor humano con vigenciaactual, ese valor que podría liquidar espectrosterribles (el <strong>de</strong> la pasada guerra civil, etc.) con su irradiación<strong>de</strong> elemento formativo <strong>de</strong>l pueblo español. EscribíaPidal: "Al escribir la historia <strong>de</strong>l siglo XI, me propongo,sobre todo, <strong>de</strong>purar y reavivar el recuerdo <strong>de</strong>lCid, que siendo <strong>de</strong> los más consustanciales, y por motivos<strong>de</strong>l pueblo español, está en nosotros muy necesitado <strong>de</strong>renovación (...) Pensando en esto cuando escribía mi libro,sentí que al inicial interés histórico se añadía algo<strong>de</strong> interés piadoso". Y le apuntaba al Cid estas cualida<strong>de</strong>sparadigmáticas: "fi<strong>de</strong>lidad y patria", "<strong>de</strong>smaña y altivez","cautela", "tradición y renovación", "justiciero", "invicto","energía heroica". Y añadía: "El Cid es el triunfo<strong>de</strong> la voluntad, que supera lo insuperable, y en estotambién es representativa <strong>de</strong> su nación"; y "la ejemplaridaddé¡ Cid pue<strong>de</strong> continuar animando nuestra sociedadcolectiva". Pida¡ veía en el Cid hasta el extremo <strong>de</strong>lhéroe prototipo <strong>de</strong> toda virtud y el extremo <strong>de</strong>l aventurerosin fe ni ley, especie tenebrosa <strong>de</strong> "condottiero".Pelayo lo reputará como héroe épico, con todos sus atributosinstintivos <strong>de</strong> brutalidad, Será Pida¡ el que darábase a un El Cid conocedor <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho, dirigido salomónicamentepor principios <strong>de</strong> justicia. Será Pida¡ quienhará elevarse la fama <strong>de</strong> El Cid como justiciero bravo ylúcido. Y como un día <strong>de</strong> 1922, en el diario madrileño"El Sol", dijo el crítico Enrique Díez-Canedo: "severo, nocruel; cumplidor <strong>de</strong> su palabra; tolerante con los morosespañoles, enemigo terrible <strong>de</strong> los nuevos invasores africanos;nunca rebel<strong>de</strong>, siempre alerta a la voz <strong>de</strong> su rey".El Cid, <strong>de</strong> blasón la honra por la honra. Un Cid normativo,piadosamente influyente para la educación, la regeneración<strong>de</strong>l pueblo ibérico, don<strong>de</strong> la terrible sombra <strong>de</strong>Caín se extien<strong>de</strong> por Guadarramas y Guadalquivires, manchados<strong>de</strong> sangre.Menén<strong>de</strong>z Pida¡ no permaneció sólo con el <strong>de</strong>scubrimiento<strong>de</strong>l valor <strong>de</strong>l Cid. En su obra "Los españolesen la historia y en la literatura" (Bs. Aires, Espasa-Calpe,1951), evi<strong>de</strong>ncia los caracteres que han perdurado <strong>de</strong>s<strong>de</strong>la dominación romana: la sobriedad, el tradicionalismo, laanonimia, la persistencia <strong>de</strong> temas en las letras, etc.Aquí estaba todavía el sabio tratando <strong>de</strong> diseñar el perfilesquivo <strong>de</strong> Iberia... Y, no obstante, en el prólogo generala la "Historia <strong>de</strong> España", <strong>de</strong> Espasa-Calpe, obracolectiva, orientada y dirigida por él, prólogo que se conocecomo: Los españoles en la Historia: cimas y <strong>de</strong>presionesen la curva <strong>de</strong> su vida política (1947), es don<strong>de</strong>se revela más agónico el "problema <strong>de</strong> España". Insisteen la perduración <strong>de</strong>l español a través <strong>de</strong> las diversassituaciones políticas, culturales, lingüísticas e históricas,apunta cualida<strong>de</strong>s y <strong>de</strong>fectos. comunes a los <strong>hispano</strong>sprimitivos, a los <strong>hispano</strong>rromanos y a los <strong>hispano</strong>godos,y también a los españoles <strong>de</strong> épocas posteriores. Al llegara estas épocas más tardías, <strong>de</strong>staca la ausencia <strong>de</strong>los mejores, la falta <strong>de</strong> visión y <strong>de</strong> acierto en la eleccióny la división, efectuada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el siglo XVIII, <strong>de</strong> las dosEspañas (un portugués, Fi<strong>de</strong>lino <strong>de</strong> Figueiredo, llamó auno <strong>de</strong> sus ensayos, <strong>de</strong> 1932, "Las dos Españas y enqué versa el mismo tema"). Las dos Españas, una apegadaal pasado hasta la locura, la otra renovadora eiconoclasta. Al llegar al análisis <strong>de</strong> esta división, que equivalea una guerra civil no <strong>de</strong>clarada, pero presente entodos los actos <strong>de</strong> los ciudadanos, el sabio maestro, concelo justiciero, proclama la necesidad <strong>de</strong> una reconciliacióny aspira a que sea efectiva "la España total. . . la queno amputa uno <strong>de</strong> sus brazos, la que aprovecha íntegramentetodas sus capacida<strong>de</strong>s para afanarse laboriosapor ocupar un puesto entre los pueblos impulsores <strong>de</strong> lavida mo<strong>de</strong>rna". Medítese un poco en estas palabras ypronto se verá su carga dinámica <strong>de</strong> tolerancia, patriotismoamplio, sentido regenerador y apaciguador.Pida¡ inició su carrera como filólogo que sólo interesabaa otros filólogos, y con el correr <strong>de</strong> los años ylos frutos <strong>de</strong> su saber, su obra llegó a interesar a filósofos,historiadores, juristas, sociólogos. En los últimostreinta y cinco años, Pidal llegó a ser leído hasta por unpúblico no especializado, alcanzando muchas <strong>de</strong> susobras tiradas populares. ¿Cuál es la razón <strong>de</strong> este fenómenoque, hasta hoy, no alcanzaron en la Península unMenén<strong>de</strong>z Pelayo, un Teófilo Braga, un Adolfo Bonilla ySan Martín? Creo que la razón <strong>de</strong> que ese interés porPidal sea unánime se <strong>de</strong>riva <strong>de</strong> que su obra fue pensadora,con la finalidad <strong>de</strong> revelar a los propios españolese ibéricos el carácter <strong>de</strong> España e Iberia, ese carácterque los siglos no <strong>de</strong>sgastan y que interesa a los contemporáneoshasta por motivos pedagógicos. Esa razón estribaen que Pida¡ no fue un erudito, sino un científico,sirviendo su erudición como <strong>de</strong>mostración o medio <strong>de</strong>confirmación <strong>de</strong> cuanto aseveraba con alma humanitariay poética. Solamente un sabio que tiene el alma calibradaen esa forma, consigue fortalecer estructuras in<strong>de</strong>structiblesy llegar a la esencia <strong>de</strong> lo perenne.Cuando su maestro Menén<strong>de</strong>z Pelayo se refería aPida¡, recordaba un romance: "Si no vencí reyes moros,engendré quien los venciera". Interpretó esta profecíacomo un augurio <strong>de</strong> que el discípulo llegaría a la explicacióntotal <strong>de</strong> los fenómenos peninsulares, a <strong>de</strong>scubriren ellos las leyes que perduran a través <strong>de</strong> los tiemposy las generaciones. Porque Pida¡ fue todavía más lejosque Pelayo. No <strong>de</strong>jó un esbozo <strong>de</strong> perfil, sino que completóun retrato <strong>de</strong> cuerpo entero <strong>de</strong> la Península. Fueun pintor <strong>de</strong> la cultura y utilizó los pinceles y los tintes<strong>de</strong> lo que curiosamente <strong>de</strong>nominaba "psicología arqueológica".El discípulo venció, en ochenta años <strong>de</strong> trabajodiario, a todos los moros que Pelayo no pudo liquidar.NORTE/43