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Revista 64 - Aproin

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66 aprointelecomunicacionesmiguel lorenzo fontingeniero de telecomunicaciones_tel. 669 203 035_ milofo@terra.esurbanismo y viviendamiguel font roselllicenciado en derecho_ arquitecto técnico_ apitel. 986 443 440_ miguel@aproin.comBuz o n e s le j a n o sVue l v e… ¡Otilio!Hoy vamos a viajar a los orígenes de las Telecomunicaciones:el correo postal. Se escribe una carta y se encargaa alguien que la lleve a algún sitio. Luego se perfecciona:muchas personas escriben muchas cartas, y unos pocos seencargan de recogerlas, transportarlas y repartirlas.Con el avance de las tecnologías, se supone que debíamosmejorar. Desgraciadamente, parece que la estupidezhumana ha evolucionado a la par que la tecnología, de ahíque no acabemos de beneficiarnos como es debido de lallamada correspondencia electrónica.Tantas iniciativas de las empresas para fomentar la facturaelectrónica, tanto cuento con lo de ahorrar papel por elbien del Amazonas (cuando lo único que les prima es su legítimodeseo de ahorro de costes)... y no se les ocurre nadamejor que inventar el correo inverso!!! ¿Se imaginan? Señorcartero, búsquese otro trabajo, que ya voy yo a recorrer elmundo para buscar todas aquellas cartas que la gente mequiera enviar. Hagamos la ronda diaria: primero paso por elbanco para recoger mi correspondencia, después voy a latimofónica de turno a recoger mi factura, y de camino paro enla eléctrica que me queda de paso. Los demás proveedores,cojo la lista y los visito uno por uno, tampoco serán tantos, nique mi empresa fuera una multinacional.Y así vivimos: con la correspondencia electrónica ya inventada,que ya incluso se ha apropiado de la palabra correo“a secas” como si nunca hubiera existido el postal, resultaque la mayoría de empresas, empezando por los bancos, seempeñan en reinventar la rueda, darle la vuelta al universo, yobligarnos a que seamos nosotros los que perdamos nuestrotiempo en visitar todas y cada una de sus páginas web:entremos con los cincuenta y siete usuarios y contraseñasque tenemos, y vayamos descargando cosa por cosa todolo que necesitemos: facturas, extractos, albaranes, comunicaciones...¿eso es lo que se supone que va a ahorrar papel?¿Eso es lo que se supone que va a ahorrar costes? Ustedesperdonen, pero yo mi buzón lo he tenido siempre en la puertade mi casa, y cuando lo abro encuentro todas las cartas deldía, las facturas, los extractos, las comunicaciones... TODO.No tengo que ir a buscar cada carta a su origen. ¿Acaso estan difícil? ¿No tengo yo un buzón de correo electrónico? ¿Noexisten acaso maneras para incluso cifrar esos correos electrónicospor si algún quisquilloso exige una comunicaciónmás segura (no vaya a ser que alguien vea su interesantísimafactura de la luz)?Pues un poquito de por favor, vale que hagan trabajar asus clientes que ya sé que está muy de moda, pero al menosque sea algún trabajo productivo, no una estupidez sinsentido como ésta, una simple pérdida de tiempo que no beneficiaa nadie.España y nuestros políticos han vivido, y muy bien durante muchosaños, del turismo y del ladrillo, a lo que ha contribuido lo quemejor tenemos: un país maravilloso al que todos desean venir y a serposible retirarse o comprar una casita para las vacaciones, o los finesde semana, a través de un vuelo de bajo coste, por historia, por sol,por playas, por gastronomía, etc.Nuestra constante histórica es la de sobreexplotar nuestros recursos,y esta vez no podía ser menos, hasta el punto en que nuestrasentidades financieras se empeñaron hasta las cejas para seguiratendiendo el negocio de la sobreexplotación, que funcionó, y deque manera, hasta que un virus global atascó las fuentes en dondebebían y el apalancamiento financiero de nuestras empresas hizoque el de las financieras aún fuera mayor, de difícil salida y necesitadodel apoyo del Estado, so pena de quebrar el sistema, queademás exige que para poder poner en juego nuevamente la máquina,previamente las entidades financieras vuelvan a ser negocio yhacer caja, ya que al cotizar en bolsa, si no demuestran ser negocio,pueden tenerlo crudo. Mientras ello no se produce, la enfermedadde nuestro sistema productivo sigue en aumento y cobrándose másvíctimas cada día.Como el médico que ha de curar al enfermo no tiene ni repajoleraidea de cómo hacerlo, –y además su especialidad son las ONG en lugarde la cirugía–, se ha dedicado a poner pañitos calientes, a taparla herida, a engañar permanentemente a los familiares del enfermoy esperar que la justicia universal (que no la divina providencia), nossaque de la situación.Como causas de la enfermedad, nuestro experto en “buenismo yalianza de civilizaciones”, en su clarividencia y análisis ponderandode la situación, ha diagnosticado muy claramente que la dolenciaque aquejaba al enfermo era el modelo. De la noche a la mañana, elenfermo debía abandonar el turismo y el ladrillo y abrir la puerta a lasaltas tecnologías, algo más progresista y más “chupi” a la hora depresentarnos en el mundo. A partir de mañana, ni un duro al ladrilloy a los leones con el 15% de la fuerza laboral de este país. Todos alordenador y sus derivados.No obstante, si algo bueno tiene este Gobierno es que, al equivocarsetan clamorosamente con todo, no precisa de años para rectificar.En muy poco tiempo ha de hacerlo, pero con el inconveniente deque, como le cuesta admitirlo, lo hace siempre con el chocolate delloro de nuestra economía, como mirando hacia otro lado.La vicepresidenta del ramo, –no la de la rama–, que al parecerempieza a ser la última mona, –que no la más mona, sino la de economía–acaba de caer en la cuenta de que esto sólo lo levanta denuevo el ladrillo. ¡Aleluya! Pero no en la construcción en serio, deedificios o de obra pública, sino en la especialidad de Otilio, “chapuzasa domicilio”.Ha llegado el momento en que hemos de aplicarnos en reformarnuestras casas para que España vuelva a producir, se vuelva agenerar empleo y las pequeñas empresas renazcan, aunque la Administración,en todas sus modalidades, les deba mucho más de loque pueden cobrar a base de reformar todo el Patrimonio edilicio denuestros ciudadanos. Sobre las deudas de la Administración, pelillosa la mar.Ahora cumple pedir licencias de reforma a nuestros ayuntamientos,esperar un año por ellas, cubrir toda una serie de impresos, demostrarencontrarse entre los afortunados, solicitar la ayuda esperandocerca de otro año, encargar al Otilio de turno la cirugía estética denuestros hogares, facturar en A la cantidad que justifique la ayuda, elresto en B ya que mencionar el IVA en obras privadas, es como si nosmentaran a nuestra madre (a la nuestra y a la de Otilio)… y esperar aque el país por fin salga así de la crisis. Hecho esto, el españolito medio,como es imbécil, volverá a votar al médico sin fronteras, convertidoya en cirujano aspirante a premio Nobel por haber descubiertocomo llegar a la alta tecnología a través de Otilio. País…

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