11.07.2015 Views

En nombre del folclore - Rolling Stone

En nombre del folclore - Rolling Stone

En nombre del folclore - Rolling Stone

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

de negociación entre editor y autor. Bastó con demostrar que, si bienexistían trabajos interesantes sobre el autor de «El arriero», aún no sehabía escrito una biografía integral de uno de los músicos y poetas másnotables de América latina y, con toda seguridad, <strong>del</strong> mundo entero.Ciertamente, mi condición de investigador <strong>del</strong> Conicet me permitió disponerde tiempo casi completo para la tarea.El contacto con Víctor Pintos fue de suma importancia en el tramoinicial de la investigación. Ya graduado como el curador de la obra deAtahualpa ––dos libros lo certifican––, Víctor no sólo me alentó y facilitódatos necesarios, sino que con generosidad me confió documentosy me dio algunos consejos sobre cómo moverme en territorio yupanquiano.A través de él conocí a Roberto «Coya» Chavero y a VíctorGasparotti. El primero es hijo de Atahualpa, y como tal se dedica pacientementea la preservación y transmisión de la obra de su padre. Pu-11la Biblioteca de la Universidad Nacional de La Plata, el Archivo Históricode la Ciudad de Córdoba, el Archivo Histórico de Pergamino, elArchivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires y el Archivo fotográficode Clarín.Más de entre casa, mis amigos los escritores Juan José Becerra yLeopoldo Brizuela estuvieron bastante atentos a toda referencia yupanquianaque pudieron encontrar en los caminos de sus lecturas. Y, másde entre casa aún, Samanta, Ulises, Felipe y Giovanni sobrellevaroncon estoicismo la andanada de milongas, zambas y vidalas con las queprogramé mi vida cotidiana en estos últimos años.S. A. P.La Plata, mayo de 200813de así trabajar con toda comodidad en la biblioteca de la FundaciónAtahualpa Yupanqui, en Agua Escondida, Cerro Colorado. Por su parte,el periodista rosarino Víctor Gasparotti es un apasionado erudito ydifusor de Yupanqui. Al enterarse de mi proyecto, no dudó en prestarmematerial poco conocido y poner a mi disposición su colección defotografías.Como pronto descubrirá el lector, Yupanqui anduvo mucho a lolargo de su vida. Intenté seguirlo, o al menos buscar sus huellas enaquellos sitios en los que más tiempo vivió. <strong>En</strong> Pergamino, Teresa Chavero––sobrina de don Ata–– y la directora <strong>del</strong> Archivo Histórico, MaritaFekete, me despejaron algunas dudas. Desde Junín, el historiadorRoberto Di Marco me habló <strong>del</strong> Yupanqui más joven. <strong>En</strong> la ciudad deCórdoba, el insigne Efraim Bischoff me contó cómo era aquel Yupanquide los años 30 que él conoció. <strong>En</strong> Cerro Colorado, Emiliano Chavero,Roque y Graciela Ibáñez, Hugo Argañaraz, Eduardo Gómez Molina,Neria Barrera y Alberto Giebas respondieron a mis preguntas sinfastidiarse y con ganas de colaborar. <strong>En</strong> Tucumán pude entrevistar enprofundidad a Juan Manuel y Alejandro Ballesteros, nietos de Atahualpa,que me confiaron cartas y otros documentos familiares de inmensovalor para el tipo de biografía que yo quería escribir. También valiosasfueron las aportaciones de Federico Nieva, Luis «Pato»Gentilini,Josefina Racedo, Roberto Espinosa y Ricardo Kaliman.Para los pasos de Atahualpa por el sur de la provincia de BuenosAires fui asistido por Daniel Randazzo, Sebastián Avale y Oscar Pasquaré.<strong>En</strong> la Ciudad de Buenos Aires, Suma Paz, Fernando Boasso,Blanca Rébori, Marcelo Simón, Silvia Majul, Dardo Raris y María Garcíacompartieron conmigo su erudición en el tema. Lo mismo hicieronlos guitarristas Carlos Martínez y José Ceña y el musicólogo Pablo Kohan.Desde París, Pedro Soler y Juan José Mosalini, Jacqueline Rossi yPatrick Clonrozier me orientaron sobre un largo y brillante período enla vida de Atahualpa. También el testimonio de Jairo me fue de granutilidad para reconstruir la etapa parisina de nuestro artista.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!